Durante años los berlineses soñaron con la caída del Muro. Hoy, 25 años después, volvieron a tomar las calles para rememorar una noche que sigue haciendo llorar de alegría a quienes la recuerdan. "Hoy todos son berlineses", resumió el moderador de la gala, el actor y cantante Jan Josef Liefers.
La emoción se desató ante la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la unidad alemana, cuando lentamente, al ritmo de la música del cantante Peter Gabriel, una serie de paneles se fueron colocando hasta transformarse en un muro donde se podían ver imágenes desde la revolución pacífica que hizo caer el denominado "Muro de la vergüenza", hasta imágenes de las caras de las 138 personas que perdieron la vida intentando cruzar la frontera entre las dos Alemanias.
"No nos lo podíamos perder", comenta a dpa una pareja de Ratisbona afincada desde hace unas semanas en Berlín. "Nosotros lo seguimos por televisión hace 25 años y no nos pudimos despegar del televisor durante días", recuerda Margret sobre esa noche que tomó por sorpresa a los alemanes. "Hoy queríamos estar aquí ya que ese día no pudimos", agrega su marido Hans, situado frente a la emblemática Puerta de Brandeburgo.
Mientras, a su lado, una pareja de berlineses enseña fotos de cuando participaron en las manifestaciones pacíficas en octubre de 1989 que hicieron tambalear los cimientos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y acabaron por conseguir lo que todos añoraban desde hacía 28 años: poder volver a abrazar a sus hermanos del otro lado del Muro.
"Mira, aquí estoy con mi hijo en brazos", explica Wolfgang mientras enseña una foto junto a su mujer en una de las manifestaciones de la conocida como "revolución pacífica".
Los accesos a la Puerta de Brandeburgo se cerraron ya a las 17:00 horas (16:00 GMT) ante el miedo a posibles aglomeraciones. Esto provocó que el caos se desatara en las inmediaciones cuando la gente veía cómo les impedían el paso al famoso monumento del Holocausto, en uno de los laterales. "Es increíble. No lo entiendo, si está vacío ahí", comentaba indignado uno de los presentes.
Poco a poco, la gente fue encontrando un hueco para poder ver el momento más esperado de la noche: la liberación de los casi 7.000 globos iluminados a lo largo de 15 kilómetros del antiguo trazado del Muro de Berlín a las 19:15.
Cada globo -elaborado con caucho, respetuoso con el medio ambiente- contaba con un "padrino" encargado de liberarlo accionando una palanca en la parte inferior del soporte. Previamente, cada uno había escrito un mensaje en una tarjeta que colgaba del globo. "Me invitaron a apadrinar un globo y me pareció una gran idea", explica a dpa uno de los padrinos.
Sin embargo, no todos tuvieron tanta suerte, el vandalismo acabó con algunos de los globos colocados ya desde el viernes. "¿Por qué? No lo entiendo", se lamentaba una mujer encargada de uno de ellos y que el sábado ya estaba destrozado.
Tras una serie de canciones interpretadas por músicos como Clueso o Die Fantastischen Vier, y entrevistas con testigos de la época, Berlín derribó por fin su "frontera lumínica", liberando los globos uno a uno, entre gritos de júbilo y abrazos.
Acompañados por la "Oda de la alegría" de Beethoven interpretado por la orquesta Staatskapelle dirigida por Daniel Barenboim, los globos con los mensajes se fueron perdiendo en el cielo y una vez más los berlineses volvieron a llorar de alegría ante el recuerdo de una noche que nadie olvidaría nunca.