Miles de habitantes de la ciudad  de Donetsk abandonaban el sábado este bastión de los separatistas prorrusos en  el este de Ucrania, ante el temor de ataque inminente de las fuerzas ucranianas.

En las últimas 48 horas, los enfrentamientos con los rebeldes dejaron 30 muertos entre las fuerzas de Kiev. 

Tras una jornada sangrienta el viernes, Kiev afirmó haber bombardeado el viernes y el sábado varias bases de los separatistas en las regiones de Donetsk  y de Lugansk, en las que infligieron "importantes pérdidas" a los insurgentes y destrozaron una docena de vehículos blindados.

Estas informaciones no se pudieron confirmar de fuente independiente e intervienen después de que le presidente ucraniano, Petro Poroshenko,  prometiera vengar a cada soldado muerto con "decenas y cientos" de rebeldes muertos.

Poroshenko afirmó querer evitar el uso de la aviación y de la artillería pesada en la ciudad para proteger a los civiles, pero miles de familias en  Donetsk y en Lugansk han decidido no arriesgarse y abandonar la ciudad.

CALLES DESIERTAS EN LUGANSK

En Lugansk, las calles estaban desiertas el sábado y las tiendas estaban casi todas cerradas. 

Periodistas de la AFP oyeron intercambios de artillería esporádicos.

Un obús de mortero cayó en la estación de autobuses poco después de las 15h00 locales (12H00 GMT), según testigos. El ataque no dejó heridos porque el  lugar, que fue blanco de ataques de mortero la víspera, estaba vacío.

Un vehículo blindado y tres camiones con artillería estaban en los alrededores de la estación.

A la salida de Lugansk, vehículos blindados rebeldes se dirigían hacia Donestk, según testimonios en el lugar. Unos periodistas de la AFP vieron sus  huellas sin poder determinar su número o su destino.

Las tropas de Kiev ultiman el cerco a Donestk y avanzaron esta semana para tomar posición a una veintena de km de la ciudad.

Según el autoproclamado primer ministro de la república popular de Donetsk, Alexandre Borodai, más de 70.000 de los 90.000 habitantes de la localidad ya se han ido. 

El viernes, todos los trenes que salían de la ciudad estaban completos, lo que a pesar de todo es bastante común, explicó un empleado de la compañía  ferroviaria.

Las salidas se hacían en la calma, sin desesperación ni escenas de éxodo, pero había largas colas para comprar los pasajes.

Mientras tanto los enfrentamientos entre ambas partes continúan, también en el aeropuerto de Donetsk, controlado por las tropas de Kiev y blanco de las fuerzas separatistas.

El ataque más mortal se produjo el viernes por la mañana en Rovenki, en la región de Lugansk, donde murieron 19 soldados por disparos de cohetes Grad.

Otros cuatro soldados murieron en la zona de conflicto entre el jueves y viernes, y la muerte de otros siete fue anunciada el sábado, llevando a 30 el  número de muertos en 48 horas en el bando de Kiev.

INCIDENTE EN LA FRONTERA 

A pesar de los contactos entre ucranianos, occidentales y rusos, la  diplomacia no parece surtir efectos.

Kiev resiste a las presiones europeas y rusas y se niega a considerar un alto el fuego mientras los rebeldes no acepten sus condiciones, es decir ceder  el control de la frontera con Rusia y liberar a todos los "rehenes".

El presidente Poroshenko tendrá ocasión de abordar el tema con el presidente ruso, Vladimir Putin, el domingo en Brasil donde ambos líderes  participarán en un almuerzo a invitación de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, al margen de la final del Mundial de Fútbol.

El sábado, Moscú y Kiev se acusaron mutuamente de realizar disparos cerca de la frontera. Rusia anunció que "se reservaba el derecho" de defender por  todos los medios su territorio. Un portavoz ucraniano mencionó por su parte la presencia de tropas rusas a tres km de la frontera y consideró que podrían  estar allí para abrir un corredor para pasar "mercenarios y material" a los rebeldes en Ucrania.

Ucrania denunció también un ataque con mortero llevado a cabo durante la noche del viernes desde la localidad rusa de Kuibichevsk contra su puesto  fronterizo de Marynivka, en la región de Donetsk, que tildó de "provocación escandalosa".

Por otra parte, la Unión Europea agregó el sábado a los principales responsables de las autoproclamadas Repúblicas de Donetsk y Lugansk a una lista  de ucranianos prorrusos sancionados por su implicación en el conflicto.