Las calles de Moscú viven hoy la primera protesta del año contra el gobierno del presidente Vladimir Putin, en lo que han bautizado como "marcha contra los canallas".
Pese a las gélidas temperaturas que imperan en la capital y el gran despliegue policial, los organizadores esperan congregar a más de 20.000 personas. La protesta se dirige contra la prohibición de Putin impuesta a ciudadanos estadounidenses para adoptar a niños rusos.
También se anunciaron protestas en otras ciudades de Rusia. Defensores de los derechos humanos, artistas y también niños discapacitados pidieron al presidente que siga permitiendo las adopciones, que permiten un futuro digno a los huérfanos rusos.
Además, los organizadores exigen la disolución de la Duma (Parlamento) estatal y la convocatoria de nuevas elecciones. La embajada estadounidense en Moscú emitió una advertencia de seguridad para sus ciudadanos. Según los medios, en la capital hay desplegados unos 4.000 policías.
En diciembre, el presidente estadounidense, Barack Obama, firmó el "Acta Magnitsky", que prevé sanciones como la prohibición de entrada a funcionarios rusos que Washington considera criminales. La ley recibe su nombre del abogado ruso Serguei Magnitsky, fallecido tras ser torturado en una prisión de Moscú.
Como respuesta ante el "Acta Magnitsky", la Duma aprobó una ley Anti-Magnitsky, que prevé sanciones para los ciudadanos estadounidenses, como la prohibición de las adopciones.