Unos 200 militares, entre soldados en servicio activo y veteranos, marcharon el sábado en el desfile del orgullo gay de San Diego con banderas estadounidenses y carteles con arcoíris, en lo que se considera la primera ocasión en que un contingente militar ha participado en un acto de ese tipo en Estados Unidos.
Muchos de los soldados en servicio activo dijeron que se sintieron motivados a salir porque creen que ya es hora de terminar con la prohibición de los militares contra los soldados abiertamente homosexuales.
La marcha se produjo un día después de que un tribunal federal de apelaciones restableció la política que no prohibe que los gays presten servicio, siempre y cuando no revelen su orientación sexual, pero con una salvedad que impide al gobierno investigar o sancionar a alguien que es abiertamente gay.
Nichole Herrera, de 31 años e integrante de la Guardia Nacional, dijo que no dudó en marchar, así se haya restablecido la antigua política. Relató haberse quedado "muda de la emoción" varias veces mientras caminaba por una calle principal en San Diego, un importante puerto de la marina.
"Este es uno de los días en que me he sentido más orgullosa en mi vida. Es hora de que se vaya (la política)", dijo Herrera, quien agregó que "yo soy una soldado, independientemente de mi orientación sexual y pase lo que pase".
La multitud rugió a medida que el grupo de militares ondeaba banderas y sostenía pancartas para identificar su rama militar a su paso frente a miles de personas.
Todas las ramas de las fuerzas armadas estuvieron representadas el sábado, incluyendo la Guardia Costera. Infantes de marina salieron corriendo con banderas de su institución sobre sus cabezas. Un infante de marina se detuvo a posar con dos altísimas rubias que vestían bikinis y botas con tacones de aguja.
Los espectadores entraron en la ruta del desfile para saludarlo.
La Red de Defensa Legal de los Militares, que representa agays y lesbianas que forman parte del personal militar en servicio activo, le informó al organizador Sean Sala que todavía es un riesgo declararse homosexual mientras la actual política se mantenga en vigor.