Millones de hindués acuden al mayor festival religioso del mundo

En total, las autoridades estiman que el lugar recibirá la visita de 100 millones de personas, asistencia similar al precedente festival de Allahabad en 2001.




Cientos de miles de peregrinos  conducidos por sacerdotes desnudos y cubiertos de ceniza se bañarán este lunes  en el río Ganges, en el mayor festival religioso del mundo, que se celebra cada doce años en Allahabad, donde se esperan unos 100 millones de hindúes.

El Kumbh Mela empieza este lunes y transcurre a lo largo de 55 días. Al  amanecer, en un momento escogido por los astrólogos, cientos de gurús, algunos  empuñando espadas y tridentes, entrarán en las aguas tumultuosas y heladas del  río sagrado para significar el inicio de los festejos.

"Nuestro deseo más ferviente es que haya paz y que la gente se cuide unos  de otros", declaró Naga Sadhu, uno de estos sadhus (hombres buenos),  que renuncian a la sociedad para recorrer las carreteras tras rendir pleitesía  a Shiva.

Para los peregrinos, el Kumbh Mela es la ocasión de rezar y relajarse, en  compañía de familia y amigos, en un ambiente festivo.

"Tienes la impresión de estar unido a algo que está por encima de  nosotros", añadió Mayank Pandey, profesor de informática de 35 años.

El Kumbh Mela se celebra cada doce años en Allahabad, Uttar Pradesh  (norte). Versiones más reducidas tienen lugar cada tres años en otras ciudades  indias.

Este festival tiene su origen en la mitología hindú, según la cual unas  gotas de néctar de la inmortalidad cayeron en las cuatro ciudades que acogen  este festival: Allahabad, Nasik, Ujjain y Haridwar.

La policía espera 250.000 peregrinos este lunes. El punto álgido será el 15  de febrero, el día de mejores auspicios según los astrólogos, con 20 millones  de personas esperadas. 

En total, las autoridades estiman que el lugar recibirá la visita de 100  millones de personas, asistencia similar al precedente festival de Allahabad en  2001.

La policía ha movilizado a unos 12.000 agentes para guiar a la gente y  evitar avalanchas, frecuentes y a veces mortales, en los festivales religiosos  indios. 

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