A semanas de haber asumido el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, junto a la subsecretaria, Valentina Quiroga, llegó hasta la sede del Colegio de Profesores para reunirse con la directiva del gremio. Ese fue el primer gesto del gobierno a los docentes -que desde el 2010 no lograban negociar con el Ejecutivo-. Luego vino la instalación de una mesa para sacar una agenda corta basada en antiguas demandas del Magisterio.
El rechazo de las bases -por un 53% de los votos- a la propuesta del Ministerio de Educación significó un traspié no sólo para el gobierno, sino también para el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, quien dirigió las negociaciones. Lejos de hacer un mea culpa, el dirigente señaló que el gobierno debe sacar lecciones y calificó la propuesta como insuficiente.
"El gobierno debió ser más generoso en algunas cosas. La deuda histórica debió haber formado parte de esa mesa de diálogo, si era lo único que estábamos pidiendo (…), la respuesta es insatisfactoria y así lo leyó la gente", afirmó Gajardo.
Ayer, tras reunirse con la Presidenta Michelle Bachelet, el ministro Eyzaguirre señaló que la votación "es una expresión democrática a la opinión de los profesores (…) Este protocolo lo trabajamos con la directiva del Colegio de Profesores".
La lectura desde el gobierno, e incluso entre los mismos docentes, es que el Magisterio tiene problemas "serios" de conducción y que la mesa directiva -que negoció- ya no es representativa entre las casi 60 mil personas que votaron en las urnas.
"Con esto nosotros nos quedamos sin interlocutor. ¿Con quién voy a negociar ahora si el que estaba al frente no tiene piso?", cuestionó el secretario ejecutivo de la reforma, Andrés Palma.
Según fuentes de gobierno, los resultados de la votación sorprendieron y remecieron al Mineduc, que apostaba a tener a su favor al colegio de profesores para impulsar los futuros proyectos que ingresarán al Congreso en los próximos meses: carrera docente y desmunicipalización.
NUEVA ESTRATEGIA
El traspié sufrido en la votación de los profesores obligó al Mineduc a definir una nueva estrategia. Una de las opciones es no discutir más la agenda corta, porque la mesa liderada por Gajardo ya no da garantías para ello, y plasmar todo el protocolo que había aprobado la directiva del Colegio en el proyecto de política nacional docente.
De esta forma, tanto las demandas como el fondo del proyecto sería discutido en el Congreso. Eso sí, sin dejar de tener contacto con las bases de los profesores, por ejemplo a través de mesas regionales para recoger demandas y propuestas.
Esta alternativa va en sintonía con lo que ayer señaló Andrés Palma durante el debate organizado por la Confepa: "Algunos dicen ¿dónde se cocinan los proyectos de ley? Y el gobierno dice en la reforma educacional no vamos a cocinar los proyectos de ley ni entre cuatro paredes ni en la Alameda, vamos a cocinar los proyectos donde corresponde... Junto con los parlamentarios en el Congreso". En tanto que el senador y presidente de la DC, Ignacio Walker, señaló que pese a que deben existir instancias de diálogo "yo creo que la vía institucional (para discutir los proyectos) es el Parlamento".
Un segundo camino que se discute en el Mineduc ante el escenario que dejó el rechazo de los docentes es esperar que el Colegio de Profesores resuelva sus diferencias internas, elabore una nueva propuesta, la vote y la presente al ministerio para ser evaluada. Desde el Magisterio el dirigente Darío Vásquez planteó que espera que se retomen las negociaciones con mayor representación de todas las posturas, porque "la comisión negociadora no refleja a todo el movimiento, nosotros ya lo habíamos solicitado y sería bueno discutir ampliarla para que los humanistas y de derecha tengan su voto", y añadió que "la idea sería presentar una contrapropuesta al gobierno".
La tercera opción que estudia el Ejecutivo es mantener la agenda corta, pero trabajarla directamente con las bases, saltándose al Colegio de Profesores. Esta sería la alternativa que complicaría aún más al presidente Jaime Gajardo, quien claramente vería debilitada su imagen interna y externamente.
La lectura que se hace en el gobierno es que las negociaciones que lideró la subsecretaria Valentina Quiroga iban por un buen camino hasta que los dirigentes decidieron llevar la propuesta a una consulta abierta a profesores que no están colegiados. Esto dio pie para que los dirigentes disidentes aprovecharan la oportunidad para que la figura de Gajardo se debilitara.
Por otro lado, se temió por la influencia que la Alianza pudiera ejercer en los docentes de establecimientos particulares pagados.
Además, la subsecretaria Quiroga también quedó expuesta a las críticas, ya que ella lideró las conversaciones con los profesores. "Acá alguien debe responder y creo que debe ser la subsecretaria", señaló el diputado, José Antonio Kast (UDI).