La educación escolar en el país es variada. Existen más de 12 mil colegios a nivel nacional, los que albergan a 3,4 millones de alumnos. De ellos, 52% asiste a un colegio municipal y subvencionado de forma gratuita. Esta matrícula se reparte así: 1,1 millones (66%) asiste a los más de cinco mil recintos públicos y cerca de 606 mil (34%) alumnos van a los casi cuatro mil establecimientos subvencionados con costo $ 0.
Para el encargado de educación continua de la U. Metropolitana de las Ciencias de la Educación, Umce, Jaime Veas, no es alto el porcentaje de gratuidad "si nos comparamos con el resto de los países de la Ocde que tienen una fuerte presencia de educación gratuita y, además, de calidad", explica.
La gratuidad en ambos recintos (municipales y subvencionados) se da por no cobrar mensualidad a sus alumnos. ¿Cómo se financian? a través de los dineros que entrega el Ministerio de Educación vía subvención regular (asistencia) y por la escolar preferencial (SEP), que se entrega a los recintos que cuentan y concentran matrícula vulnerable.
La tendencia en el sistema municipal está marcada por la caída constante de matrícula versus el aumento en el sector privado. La realidad se repite entre ambas dependencias que ofrecen educación gratuita, según datos del Mineduc. Para el experto del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile, Juan Pablo Valenzuela, se ha generado un interés por abrir subvencionados gratuitos, dado que la subvención total aumenta "hasta $ 47 mil" en recintos con mayor matrícula de alumnos vulnerables.
Según Valenzuela, la decisión de cobrar o no de parte de los sostenedores de subvencionados se define de acuerdo al entorno en que se encuentre el colegio. "Es interesante abrir colegios donde hay familias vulnerables ya que el promedio del cobro es alto y el Estado paga más por este tipo de alumnos", dice.
LOS SUBVENCIONADOS
Los colegios subvencionados agrupan al 51% de la matrícula total del país y se dividen en dos tipos: los gratuitos y los con financiamiento compartido. De ellos, 2.171 (36%) se acoge al copago, o sea los apoderados deben aportar mensualmente al colegio, el que en promedio no supera los $ 17 mil por estudiante.
Si bien el mayor número de recintos subvencionados es gratuito, la matrícula se concentra en los con copago. Aquí se inscriben más de 1,2 millones de estudiantes, que representa el 68% de ese sistema (ver infografía). ¿Cómo funcionan? Dichos establecimientos tienen un sistema de financiamiento mixto, el que permite a los padres aportar a la educación de sus hijos por sobre el financiamiento público que hace el Estado. El máximo de cobro a los padres es de 48 Unidades de Subvención Educacional (USE), que corresponde a $ 80.220. "Un número importante de los alumnos que asiste a colegios con financiamiento compartido no paga, ya que si está asociado a la ley SEP tiene la obligación de no cobrarle al 15% más vulnerable", explica Raúl Figueroa, asesor del Mineduc. Según datos de la Casen, alrededor del 30% de la matrícula de estos recintos no cancela mensualidad.
El promedio de matrícula en los establecimientos a nivel nacional es de 400 alumnos. Un escenario que pone en aprietos financieros a los colegios, según Valenzuela. "Con esta cantidad de alumnos se puede generar déficit, lo que lleva al cierre en los municipales, por ejemplo". En cambio, explica, "al cobrar copago los sostenedores pueden tener menos alumnos y con el pago de los padres sustentarse".
Para Jaime Veas, "se esperaría que si las familias están aportando más, la calidad de educación sea mejor y esto no siempre es así", explica. Este es uno de los argumentos que llevó al equipo del nuevo gobierno a plantear el fin del financiamiento compartido: "apuntaríamos a mayor gratuidad". ¿Cómo? Según el académico, quien también fue parte del comando de la Nueva Mayoría, "la idea es reemplazar el copago con mayor aporte del Estado vía subvención".
La mayoría de estos colegios no cobran más de $ 9.550. En esta situación se encuentran 934 establecimientos, que representan al 41% del total de los subvencionados con financiamiento compartido. Para el experto en educación de la U. Diego Portales, Felipe Salazar, aunque sea bajo el cobro, éste es un gran diferenciador para las familias. "Estos recintos seleccionan por capacidad de pago, lo que les permite filtrar a los padres más comprometidos con la educación de sus hijos y con ello segregan". Salazar advierte que los recintos con mayor copago pueden generar ganancias ya que "seleccionan a familias con un nivel sociocultural más alto, por lo que sus hijos serán más fácil de enseñar y no necesitarás psicopedagogo, porque los alumnos tienen un respaldo familiar atrás y cuentan con la presencia paterna al llegar a sus casas, por ejemplo".