Un año más que complejo fue 2016 para la gran minería privada del país. La baja del cobre, que promedió US$ 2,21 la libra en el ejercicio, equivalente a un 11% menos que en el período anterior, impactó directamente a la última línea de la industria, que en términos agregados cerró con una pérdida de US$ 1.528 millones.
Esto, contabilizando a todas las compañías privadas del sector afectas al impuesto específico a la actividad minera, las que debían informar sus balances de cierre de año a más tardar al 30 de abril. Así, sumando a las 31 empresas que hasta el viernes cumplieron este trámite, 14 de ellas, equivalente al 45%, terminaron 2016 con números rojos.
De todas, las mayores pérdidas las anotó Sierra Gorda, faena ligada a la minera polaca KGHM y al grupo japonés Sumitomo, que informó en su balance un saldo de US$ 2.643,2 millones en contra, casi triplicando los US$ 926,6 millones en rojo de 2015.
Las cifras se explican principalmente al ser Sierra Gorda un proyecto de baja ley, diseñado durante el "boom" de precios del cobre y, por lo mismo, para obtener rentabilidades ajustadas. La baja del cobre modificó ese escenario, ajustando sus números y obligando a su equipo ejecutivo a modificar sus procesos. Tanto así que la operadora de la faena minera, KGHM, decidió suspender la fase 2 del proyecto que implicaba una inversión de US$ 1.500 millones hasta que los precios se recuperen.
Asimismo, Lumina Copper Chile, que opera la mina Caserones, también arrojó resultados negativos, cerrando el ejercicio con una pérdida de US$ 442 millones. Esto, sin embargo, es casi la mitad de los US$ 951 millones que la misma operación perdió en 2015. Tanto Caserones como Sierra Gorda son dos de los proyectos más recientes en entrar en operación.
Anglo American Sur, en tanto, que opera la mina Los Bronces y que cuenta entre sus accionistas a Codelco, también enfrentó un año complicado, perdiendo US$ 324 millones, tres veces más que en el ejercicio anterior.
La otra cara de la moneda la mostró Minera Escondida, operada por BHP Billiton, que fue la que más ganó en el período a pesar de haber reducido en 7% sus utilidades. La faena, que debió enfrentar una huelga de 44 días durante el primer trimestre -período que no entró en el ejercicio reportado- cerró 2016 con utilidades por US$ 992,7 millones, US$ 79 millones menos que en 2015.
Efecto Escondida
Además de la baja del cobre, Escondida enfrentó un escenario de menor producción. "La producción de cobre de Minera Escondida fue de 1.002.020 toneladas métricas (...) Ello representó un 13% de menor producción respecto a las 1.152.510 toneladas métricas producidas en el año 2015. Esto se debió principalmente a una menor ley, de acuerdo a lo esperado", informó oficialmente la compañía.
Ambos efectos, menor producción y precio a la baja, afectaron las ventas, que cerraron con un descenso de 20% a US$ 5.273 millones. Esto fue compensado con un descenso de los costos, que pasaron de US$ 5.175 millones en 2015 a US$ 3.863 millones.
Con todo, Escondida pagó US$ 442 millones en impuestos, 24% más que el ejercicio previo, "producto principalmente de la mayor tasa de impuesto a la renta vigente para el año calendario 2016", señaló la compañía en su balance.
Otra faena con buenos resultados fue Doña Inés de Collahuasi, que terminó el año con US$ 501 millones, más del doble que en 2015. SQM Salar, en tanto, se ubicó en el tercer lugar con ganancias totales por US$ 316 millones.