Un informe de Cochilco arrojó que entre 2011 y 2012 las emisiones directas -que proceden de actividades que la empresa pueden controlar- aumentaron 9%, pasando desde 4,4 millones a 4,8 millones de toneladas de CO2.
Leyes más bajas, minerales más duros y mayores distancias de acarreo, sumados a un mayor uso de combustibles, explican que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la industria del cobre chilena registraran su mayor alza de los últimos cinco años.