Reconocido como el "guía espiritual" de los 33 mineros que permanecieron más de dos meses atrapados en las profundidades del yacimiento copiapino, José Henríquez, indicó a un medio británico que sus compañeros estaban muy asustados y creían que morirían, pero que fueron salvados por creer en Dios.

"Solo el Señor pudo guiar la perforadora (T-130) hacia nosotros", dijo Henríquez al diario británico The Times. Y es que para este minero, el rescate fue un milagro de Dios, no de la tecnología.

El medio inglés indica que luego del derrumbe del 5 de agosto pasado en la mina San José, el cual los dejó sepultados a 700 metros, Henríquez asistió a sus compañeros espiritualmente organizando sesiones de oraciones y lecturas de la Biblia dos veces al día, gracias a 33 miniaturas que él mismo pidió a las personas a cargo de los sondajes.

Ese rol espiritual ha sido reconocido por sus mismo compañeros, señalando que Henríquez fue un hombre clave y un verdadero líder que permitió que los mineros mantuvieran la calma, la unidad y su fe en Dios. Como señalaron al The Times, Raúl Bustos y Richard Villaroel.

Es más, Carlos Parra, el pastor evangélico del campamento Esperanza, indicó al medio británico que Henríquez fue "el elemento unificador". "El momento de la oración, de sus lecturas de la Biblia, fue el momento más especial para los mineros porque fue el único momento en que ellos realmente estuvieron juntos, a las 12.00 en el día y a las 6.00 en la tarde ellos se reunieron en su momento de unidad".

"Este fue mi objetivo, el trabajo que me fue encomendado", señaló Henríquez. "De todos los trabajos creo que el más bello cayó en mí".

Consultado sobre esos difíciles primeros 17 días dentro de la mina tras el derrumbe y si pensaban que morirían, Heníquez dijo que "por supuesto, estábamos seguros de eso. Teníamos que ser realistas, y nos dimos cuenta.... que no había vuelta atrás". Añadiendo que "creo que uno de ellos gritó ahí, escondido. Eso es algo obvio".