Mientras desarma la carpa en la que durmió durante las frías noches desérticas durante la extensa huelga en la mina Escondida, el operario de abastecimiento Luis Varas se muestra satisfecho de retornar a su rutina.

"Estamos contentos de volver a casa, a estar con nuestras familias, terminamos esto y ahora a empezar una nueva etapa", comentó el trabajador con más de 20 años en la compañía.

Junto con Luis, cientos de operarios del sindicato comenzaban el viernes a empacar sus pertenencias desde el improvisado campamento que por 43 días fue su hogar a las afueras del mayor yacimiento mundial de cobre, en el Desierto de Atacama.

Sin lograr un acuerdo, el gremio se acogió a una fórmula legal para extender su último contrato por 18 meses y pidió a sus afiliados retirarse de las puertas de la mina operada por BHP Billiton, a donde regresarán luego para retomar labores.

"Ha sido cansador, las duchas fueron todas frías y obviamente se extrañan las comodidades de las casas, pero igual aquí estuvimos, firmes", dijo a Reuters el operario, mientras sacudía del polvo la tienda que compartió con otros compañeros.

La decisión del sindicato de más de 2.500 trabajadores les permitirá mantener beneficios, además de asegurar que los trabajadores nuevos recibirán las mismas condiciones a futuro, algo que la empresa había resistido pero que los mineros consideraban crucial para conservar el poder del gremio.

Sin embargo, los operarios tuvieron que resignarse a no recibir reajuste de salario ni tampoco un bono de término de negociación que, según la última oferta de la empresa, sería de $11,5 millones.

"El bono te lo puedes gastar en unos días, pero habemos algunos que arrastramos problemas de la salud (...), ese beneficio es mucho más importante y no se perdió", dice Jorge Salinas, quien realiza mantenimiento de equipos de alto tonelaje.

Si bien los mineros de turno deberán presentarse el sábado en la mina, el reinicio de las operaciones podría tardar pues deben efectuarse pruebas de seguridad y reacondicionarse las áreas de habitaciones, entre otras tareas.

COMERCIO DECEPCIONADO

El bono que ofrecía la compañía, algo habitual al cierre de cada discusión contractual, mantenía expectantes a los comerciantes de la cercana ciudad de Antofagasta, donde la caída en el precio del cobre mantiene deprimido el sector.

"Quedamos colgados, esperábamos que vinieran a comprar un vehículo para ellos o su familia (...). Teníamos el stock al 100% por la negociación, no pasó nada y ahora a esperar que más adelante les den otro bono", dijo Armando Piña, vendedor de Disago Autos en el centro de Antofagasta.

Los mineros suelen aprovechar el importante ingreso extraordinario para adquirir autos, dar una cuota inicial para una vivienda o comprar bienes de alto valor como electrónicos y joyas.

La ciudad, capital de la región con lejos el mayor ingreso per cápita del país minero, ha sido la principal afectada por el fin del auge de las materias primas.

"Como ha estado bajo el cobre y el trabajo en faena, creo que vamos a seguir igual, hubiese sido una subida pero no va a pasar", dijo Karen Arancibia, vendedora en una inmobiliaria.