Trece de los 33 mineros que fueron rescatados la semana pasada regresaron hoy al yacimiento San José para asistir a una misa, donde se encontraron con una manifestación de sus ex compañeros de faena, quienes reclaman el pago de sus finiquitos.

Cuando estaba por iniciar la misa en recuerdo del rescate organizada por las autoridades regionales y familiares de los mineros rescatados, los manifestantes sacaron pancartas y amenazaron con tomarse el campamento Esperanza.

"70 días sin trabajo y sin dinero", "Refugio Esperanza, los desamparados", "San Esteban (el nombre de la Compañía dueña de la veta), no somos 33, somos 300", se podía leer en algunos de los carteles que llevaban los mineros que tras el derrumbe en el yacimiento San José quedaron sin trabajo.

La dirigente sindical, Evelyn Olmos, se mostró muy molesta y señaló que se les excluye "hasta para entrar a una misa. No es digno", añadió.

Otro dirigente del sindicato y presidente de la Central Unitaria del Trabajo provincial, Javier Castillo, recordó que el 10 de agosto, a cinco días del derrumbe y cuando se desconocía el estado de los mineros atrapados "hubo voluntad para hacer una misa para todos".

"Hoy, cuando fueron rescatados con vida y cuando el rescate se transforma en un negocio, los blindan en una misa. "Es fuerte, es doloroso, son nuestros compañeros", dijo Castillo.

El dirigente afirmó: "aquí nadie tiene plata para pagar nuestros finiquitos. Tienen dinero para la parafernalia, pero no para pagar los sueldos de los trabajadores".

Jimmy Sánchez, de 19 años, el minero más joven de los rescatados, fue uno de los que abandonó por un momento el oficio religioso para hablar con sus ex compañeros de faena, a quienes prometió ayuda.

MISA
La misa, que se llevó a cabo en un lugar apartado de la prensa y de las personas que no correspondían a familiares de los mineros, estuvo a cargo del obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte, en su calidad de vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Chile.

La llegada de los mineros que llegaron al campamento Esperanza fue "caótica", debido al acoso de la prensa por lo que Carabineros decidió trasladarlos hasta el lugar donde se realizó la ceremonia ecuménica.

El minero Daniel Herrera, de 37 años, dijo que volver al lugar de la odisea le causaba mucho dolor.

"Mucho dolor al recordar todo lo que vivimos adentro, fuerte ver el sufrimiento de los familiares afuera, e imaginarse todo lo que pasaron ellos y nosotros", manifestó.

El primero en llegar al yacimiento fue Juan Aguilar, quién ocupó el lugar número 29 en el orden de salida desde los 700 metros de profundidad donde estaban atrapados.

Más tarde, y escoltados por Carabineros, llegaron Luis Urzúa, Dario Segovia, Alex Vega, Daniel Herrera, Pablo Rojas, Jimmy Sánchez, Esteban Rojas, Jorge Galleguillos, Juan Illanes, Mario Gómez, Claudio Yáñez y el boliviano Carlos Mamani.

Al término de la ceremonia religiosa, los familiares comenzaron a desmontar las carpas y llevarse las cosas que habían dejado en el lugar para que los mineros rescatados tuvieran oportunidad de conocer como sus familias vivieron en el lugar durante 70 días.