Mineros sudafricanos amenazaron hoy con quemar la mina de Marikana durante una marcha de protesta realizada hoy en las instalaciones donde, el pasado 16 de agosto, la Policía masacró a 34 de sus compañeros.

Los huelguistas, unos 2.000, amenazaron con matar a los gerentes de la compañía propietaria de la mina, Lonmin, y quemar el sector de Karee, la mayor explotación de la empresa en la zona, con la gente dentro, si no se interrumpían las operaciones a las 13.00, hora local.

Se concentraron a las puertas de las instalaciones para reunirse con la dirección de esa explotación, situada a un centenar de kilómetros al noroeste de Johannesburgo.

Finalmente, los manifestantes decidieron regresar al poblado minero de Marikana, a la colina donde 34 de sus compañeros murieron por disparos de la Policía el mes pasado, a la espera de obtener alguna respuesta por parte de la dirección de la compañía.

Los huelguistas acordaron regresar mañana a la explotación de Karee para forzarla al cierre, y amenazaron con represalias a todos aquellos que acudan a sus puestos de trabajo.

Pese a la enorme tensión, en la jornada de hoy no hubo mayores incidentes, aseguró el oficial de Policía a cargo del dispositivo de Marikana, Thulani Ngubane.

Asimismo, el agente defendió a sus compañeros, que el pasado 16 de agosto abrieron fuego contra los manifestantes, matando a 34 trabajadores: "Cuando estás sobre el terreno nunca sabes lo que va a pasar. Los agentes están entrenados, pero hay situaciones en las que tienes que reaccionar o puedes morir".

Las protestas de los mineros se recrudecieron hoy en la explotación de platino, alentados por la liberación el lunes de 162 de sus compañeros, que fueron detenidos tras la masacre.

La empresa, los sindicatos y el Ministerio de Trabajo continuaron hoy los contactos para lograr "un acuerdo de paz" que devuelva la tranquilidad a la explotación, en huelga desde el pasado 10 de agosto.

Los trabajadores de Lonmin reclaman un aumento salarial de hasta 12.500 rands (unos 1.500 dólares), tres veces más que su retribución actual, y aseguran que no cesarán en sus protestas hasta lograr este objetivo.

La sangrienta huelga de Marikana ha hecho revivir a Sudáfrica los episodios más violentos del apartheid, el régimen de segregación racial impuesto por la minoría blanca del país hasta 1994.

Por el momento, 44 personas han perdido la vida desde el inicio de la huelga, entre ellos dos policías y dos guardias de seguridad, además de seis mineros, en los primeros compases de la protesta, días antes de la masacre de 34 manifestantes a manos de la Policía.