La semana pasada, Uber, la aplicación que permite movilizarse en vehículos particulares, comenzó a operar en Portland, EE.UU. completando así presencia en 230 ciudades de 52 países. Pero tal como en la mayoría de las ciudades, la empresa entró en conflicto con las autoridades, y particularmente con los taxistas. La alcaldía presentó un recurso judicial, argumentando que "Uber viola las regulaciones de la ciudad sobre transporte privado y de alquiler. Pedimos a la Corte que ordene a Uber cesar su actividad hasta que cumpla con las ordenanzas de seguridad, salud y protección del consumidor".
La alcaldía, usando el mismo argumento que otras ciudades en España, México, Alemania e India, acusó a la empresa de "competencia desleal" frente a las compañías de taxis, que pagan seguros e impuestos.
Realidad nacional
En Chile, Uber funciona hace casi un año. Según Ana Paula Blanco, gerenta de Comunicaciones de la compañía para Latinoamérica, la empresa nació en 2009 como aplicación tecnológica que comunica a "usuarios que buscan un auto privado con chofer particular con personas que están capacitadas para ofrecer este servicio". Aún así, aclara que en el caso de Chile, aún no existe el servicio UberX, que es el que permite que cualquier particular ponga su auto y gane dinero. En el país solo funcionan con vehículos de lujo, debidamente inscritos para realizar servicios de transportes.
Dice que los problemas que se han suscitado en algunos países, es porque la normativade transporte existente es antigua. "En más de 15 ciudades en las que estamos se han hecho modificaciones a la ley" y en algunos, incluso "normativas completamente nuevas" que incluyen "esta nueva forma de servicio complementario de transporte de pasajeros".
Pese a ello, el subsecretario de Transportes, Cristián Bowen, explica que Uber y Cabify, otra de las empresas que presta este servicio, no están inscritas en el Registro Nacional de Servicios de Transporte Público de Pasajeros (vehículos cuyos cupos deben ser licitados), "por lo que son considerados como servicios informales".
Según Bowen, en junio, a raíz de una denuncia, el Programa de Fiscalización del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) ofició a estas empresas informando que no poseen vehículos inscritos en el registro, ni como taxi básico ni como taxi ejecutivo, por lo que no están autorizadas para prestar estos servicios.
Por esta razón, solo este año el MTT ha multado y retirado de circulación 34 vehículos de lujo.
Tanto en Uber como en Cabify reconocen que han tenido reuniones con el MTT y que están trabajando para solucionar cualquier dificultad que se pueda suscitar en el futuro.
En la Confederación Nacional de Taxis de Chile (Confenatach) están preocupados por el funcionamiento de estos servicios, sobre todo el de aquellos que trabajan con vehículos que no están inscritos.
Su presidente, Luis Reyes, dice que hay que dos tipos de sistema: los que reúnen a taxistas básicos (techo amarillo) o de turismo, en el que participan conductores de esta gremial porque encuentran que estos sistemas son más seguros, porque los pasajeros ya están registrados en la web (como Safer Taxi), y otros servicios como Cabify y Uber que hacen de puente entre vehículos que, según ellos, no están inscritos y personas que descargan la aplicación. "Si la autoridad competente no ha dicho nada, es poco lo que podemos hacer nosotros. Hasta el momento, este sistema no nos ha complicado. Pero tampoco estamos indiferentes y estamos atentos a cualquier irregularidad que pueda ocurrir más adelante", dice Reyes.
Autos inscritos
Cabify es otra de las empresas que presta un servicio similar a Uber a través de una aplicación, pero según Agustín Guilisasti, uno de los fundadores de Cabify Chile, los 150 autos que funcionan en su sistema pertenecen a particulares y no a la compañía, y todos tienen patente de taxi ejecutivo o de turismo tramitada ante el MTT. En ningún caso, una persona particular puede prestar servicio a través de la plataforma, aclara. "Somos intermediarios entre conductores y usuarios. Agilizamos el proceso entre ellos", dice Guilisasti.
La actual ley no considera el servicio de taxis de lujo, solo la prestación de servicios ocasional de limusina previo contrato entre el usuario y prestador. Uber señala que se firma un contrato virtual con el solo hecho de aceptar las condiciones y términos al descargar la aplicación.