La ministra Claudia Barattini se levanta con prestancia desde su amplio escritorio a eso de las cuatro de la tarde. Es un mal día para Chile, los temporales arrecian en el norte y el estado de excepción lleva a que la presidenta Bachelet visite los sectores aislados de la Tercera Región. Todavía con la mente en los papeleos, las normas y los esfuerzos de meses y meses de trabajo en la llamada Consulta Indígena, la máxima cabeza cultural del país trata de ponerse al día con los dramáticos acontecimientos y pregunta qué ha pasado. Al parecer, la creación del nuevo ministerio de Cultura absorbe demasiado.
"Lo que pasa es que Uds. tienen que entender que lo que hicimos a través de la Consulta Indígena es sentar las bases de un nuevo modelo. Uno que regirá los próximos 50 años en Chile".
En ese sentido, usted no es una ministra más...
Exactamente. Además yo no puedo inventar un ministerio nuevo. Se necesita un diálogo con la ciudadanía. Lo que estamos construyendo es un relato de país. Eso es un ministerio: no todo son líneas de concursos o políticas específicas.
Pero aparte de eso, ¿En qué se traduce la Consulta Indígena?
Por ejemplo, en que estamos incorporando principios de absoluta novedad. Uno de ellos es el de la pluriculturalidad, que significa reconocer y valorar la diversidad. Concretamente se crea el Departamento de Pueblos Originarios, que es una estructura consultiva y de trabajo en el nuevo Ministerio. Su misión estará dedicada exclusivamente a los pueblos originarios.
¿Va a existir una línea de fomento de creación especial para los mapuches, por ejemplo?
No solamente mapuches. Hemos trabajado con los nueve pueblos reconocidos por la ley, aunque los mapuches sean mayoritarios. Haremos política para todas las etnias.
¿Si alguien es de una etnia determinada se puede acoger a una línea de creación de acuerdo a eso?
Vamos a tener programas específicos, pero la ley es general. Las políticas particulares se aplicarán después. Pero puedo decir que el próximo año habrá un fondo dedicado a los pueblos originarios.
Siendo más concretos, ¿se va a enseñar mapudungún por ejemplo?
Bueno, esa es una medida del Ministerio de Educación, pero nosotros nos comprometemos a una relación muy fuerte con ese Ministerio para generar políticas de rescate de lenguas.
¿Cuando estaría listo el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio?
Antes del 21 de mayo presentaremos el proyecto al Congreso y luego viene la discusión legislativa. Nosotros esperamos que este 2015 esté promulgada la ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Esto significará el ensamblaje entre el actual Consejo de la Cultura y la Dibam, que será seguramente una tarea larga. La idea es que en el 2016 esté funcionando el Ministerio con los dos organismos unidos.
¿Qué trae la nueva política del libro?
Lo presenta públicamente la presidenta el 23 de abril. Vienen 90 medidas, dentro de las cuales está la propuesta de modificación de la Ley del libro. Las medidas tocan la lectura, la creación, el patrimonio, la industria, la internacionalización de nuestra producción editorial. Uno de los capítulos más importantes es el Plan de Fomento a la Lectura, donde intervienen la Dibam, el Mineduc, el Consejo de la Infancia, el Ministerio de Desarrollo Social y el Servicio del Adulto Mayor. Va a existir un aporte importante de recursos que corresponden a más 16 mil millones para este año 2015.
Seguramente ya se abandonó la idea del maletín literario...
Lo más importante es la mediación. No es la falta de libros. No sacamos nada con regalar libros si es que quedan en las estanterías. Lo que se necesita es motivar y tratar de contagiar el goce de la lectura en las escuelas y en la familia. Lo importante es que alguien le enseñe a uno a leer. Y esto no lo digo yo: lo dicen los expertos que elaboraron el plan. Tiene que haber bibliotecas vivas y que motiven. Creo que, en resumen, el nuevo plan de fomento se centra en la mediación entre el libro y el lector y en la batalla de motivación durante la infancia.
A nivel de otras políticas, los creadores se quejan de que los fondos no son suficientes para mantener la actividad.
No está contemplado crear nuevas líneas de fomento a nivel de creación. Pero lo que sí haremos es intermediación. Hay dos mil millones de pesos aprobados. La idea es darles una suerte de reembolso de gastos a aquellas salas de cine, teatros, galerías de arte, librerías u otros espacios que se acrediten debidamente, siempre con el objetivo de mantener durante más tiempo la producción nacional. En un porcentaje enorme, la creación que el propio Consejo financia no tiene circulación ni exhibición.