La ministra de Salud, Helia Molina, presentó esta semana el presupuesto 2015 de la cartera, que crece un 11,8% y llega a los seis billones de pesos. Los énfasis están claros: refuerzo en la salud primaria para mejorar el acceso al sistema, una fuerte inversión en la infraestructura que busca "dar dignidad al paciente" y "terminar con las comparaciones odiosas" de las brechas con el sector privado, además de programas de salud pública para abordar una población cada vez más envejecida y enferma. En ese contexto, dos normas claves ponen a la cartera en medio de controversias: el reglamento de la ley de etiquetado de alimentos, que enfrenta una dura detracción de la industria, y la reforma a las isapres, que será enviada en marzo próximo al Congreso.
El presupuesto en trámite es el primero que se elabora en su gestión. ¿Qué destacaría?
La construcción de hospitales, que no es una panacea, porque tienen que estar funcionando para que la gente sienta la utilidad, pero cuando vemos los que se han construido, la calidad y la dignidad que tienen, sientes que por primera vez no tienen nada que envidiarles a los recintos privados. Eso ya a uno lo hace sentir menos enfermo y lo que merecen los chilenos, no puede ser que tengamos que ir a hospitales roñosos, feos, descascarados y cochinos.
Pero son muchos los hospitales que están en esa condición...
Nunca hemos tenido suficiente capacidad para mantenerlos en buenas condiciones. Pero la mayoría de los hospitales feos van a tener sustitución. El Sótero del Río, el Del Salvador o el Barros Luco van a tener uno nuevo y usaremos esa infraestructura para centros de adultos mayores, camas sociosanitarias o lugares protegidos para la salud mental. Ojalá que yo dure lo suficiente para ver los hospitales funcionando y que la gente sienta como derecho estar en un lugar así.
Se le criticó que también debe estar el personal para atenderlos y no sólo médicos extranjeros...
Yo no me niego a nada. En la atención primaria faltan unos 1.500 médicos y un número similar en la secundaria. El flujo de médicos extranjeros existe y les estamos dando facilidades, con un tipo de preuniversitario junto al Colegio Médico, para que den su examen de medicina y ejerzan con legalidad. Estamos con un plan maestro, en estos cuatro años queremos que sean cinco mil los que se hayan formado, generales y especialistas, para hospitales y red primaria.
Muchos de esos médicos están, pero en el sector privado.
La mayoría sí, porque les pagan poco en el público. Estamos generando un incentivo, ofreciendo pagar $ 3.400.000 y hay municipios que hoy pagan $ 1.000.000 con suerte. Este año también vamos a ampliar la destinación de 380 médicos generales de zona, en lugar de irse a provincia, se irán a la red primaria. No es todo lo que el país necesita, pero es un comienzo.
Los mayores reclamos de pacientes son hacia hospitales, por demoras, listas de espera y falta de atención. ¿Por qué entonces se enfatiza la salud primaria?
Porque es la puerta de entrada al sistema, y si funcionara bien, resolvería el 90% de los problemas de salud. Hoy eso no pasa. Los problemas de salud se reflejan en enfermedades crónicas, que la red debe manejar, y sólo en algunos casos requerir atención más compleja. Pero a veces el médico general no tiene gran formación, manda al paciente de un especialista a otro y el paciente anda como "compra huevos" de aquí para allá. Para eso vamos a crear 132 centros de alta resolución, el próximo año serán 52 y 37 centros de salud familiar.
Usted admitió "deudas" en algunas áreas de la salud pública...
Hay deudas en salud mental y oral, porque, desgraciadamente, los problemas que no matan se quedan atrás. El 98% de la población tiene caries, en todo nivel socioeconómico, pero sólo los que tienen plata para el dentista solucionan su problema. Nosotros atendemos al 80% de la gente y llegan con una urgencia dental al hospital y salen con un hoyo en la boca. Para eso ideamos un plan para mayores de 15 años. En salud mental no estamos dando atención con la cobertura necesaria, pero estamos generando los programas. Hay listas no Auge enormes, no son graves, pero deterioran la vida de las personas y lo estamos abordando con 33 mil horas más por mes de especialistas.
Etiquetado y reforma
La industria de alimentos rechaza tajantemente el reglamento del etiquetado de los productos.
Aquí hay una ley aprobada y hay que reducir la asimetría de información entre el producto y el comprador. No podemos hacernos los lesos con el sobrepeso que hay en el país y no creo que las empresas estén contra la calidad de vida de la gente. Como Estado tenemos que influir en que la industria trabaje con menos sal, azúcar y grasas, pero tampoco queremos hacer una guerra que signifique detener la economía o generar desactivación.
¿Por qué hay tanta detracción?
Creo que son miedos infundados. Esta norma puede significar un esfuerzo para la industria, pero los que quieran hacer cambios, los van a poder hacer.
La reforma a las isapres es otro foco de conflicto. Las clínicas afirman que el sector perdería US$ 1.000 millones.
No van a perder nada, a lo mejor dejarán de ganar un poco, pero pienso que van a ganar los usuarios y mucha gente que es discriminada hoy va a poder seguir en el sistema. No veo que eso sea pérdida para nadie.
¿Qué plazos se manejan para el envío de la ley?
Ya recibimos el informe de la comisión y vamos a trabajar con un grupo sectorial para elaborar un borrador que se analizará con actores del sector y expertos. El informe no es vinculante, pero trae elementos interesantes. Creo que en diciembre tendremos un borrador para socializar y en enero estaría en condiciones de enviarlo al Congreso y darle urgencia, para verlo en marzo o abril.