La ministra de Economía de Francia, Christine Lagarde, llegó el lunes a Brasil en busca de apoyo para su candidatura al Fondo Monetario Internacional por parte de una de las potencias emergentes más influyentes.

El respaldo de Brasil, que parece probable, podría ayudar a inclinar la balanza a favor de Lagarde entre los países en desarrollo, además de suavizar el descontento con la añeja práctica de que un europeo lidere el FMI.

La visita de Lagarde a Brasilia es la primera escala de una gira que también la llevará a India, China, Rusia y Arabia Saudita, en medio de la competencia con el otro candidato declarado, el gobernador del banco central mexicano Agustín Carstens.

"Estoy viniendo aquí, obviamente, para explicar mi candidatura (...) y además para escuchar lo que las autoridades brasileñas esperan del fondo y de su director gerente", declaró Lagarde a su llegada.

La renuncia de Dominique Strauss-Kahn tras verse involucrado en un escándalo sexual generó demandas de los países emergentes para poner fin a la tradición de que un europeo presida el organismo.

Los países europeos cerraron filas tras Lagarde, argumentando que es crucial que alguien de ese continente lidere el FMI en momentos en que el organismo trabaja para resolver la crisis de deuda de la zona euro.

El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, dijo este mes que el próximo jefe del FMI debería ser elegido por sus méritos más que por su nacionalidad y señaló que el aumento de la influencia de los países emergentes debía ser reconocido.

Brasil oficialmente no ha expresado apoyo por ningún candidato, pero distintos funcionarios han dicho en privado que el Gobierno de Dilma Rousseff respaldaría a Lagarde, siempre y cuando avale reformas que den a las economías emergentes más influencia en la toma de decisiones del FMI.

Las autoridades brasileñas afirman que Lagarde tendría más influencia para lograr cambios en el fondo que Carstens, que llega a Brasil el miércoles para promover su candidatura.

El directorio del FMI tiene plazo hasta el 30 de junio para elegir un sucesor.

México y Brasil han mantenido frías relaciones en los últimos años y a menudo se han disputado el liderazgo de América Latina.

Lagarde, que cuenta con el respaldo del Grupo de los Ocho, es considerada la favorita para quedarse con el puesto. Su principal obstáculo es la posibilidad de ser juzgada por su rol en un acuerdo legal que involucró el pago de 285 millones de euros a un empresario aliado del presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Durante su visita, la ministra francesa almorzará con Mantega y se reunirá con el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini.  No está previsto que se reúna con Rousseff, que hasta ahora ha mantenido un perfil más bajo que su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva.