A pocos días de cumplir un año al mando del Ministerio del Deporte, Natalia Riffo luce tranquila. El despacho de calle Fidel Oteíza es su centro de operaciones, y en ese lugar ha tenido que tomar complejas decisiones. Desde ahí también proyecta los desafíos para 2015 y, con total tranquilidad, aborda diversos temas contingentes, como las obras para Copa América, la continuidad del Dakar y la violencia en los estadios.

¿Cómo evalúa este primer año en el Ministerio? 

Lo evalúo bien. Aparte de cumplir el programa de gobierno, creo que fue un buen año, porque pienso que logré establecer una buena relación con los deportistas y con los socios estratégicos, como el Comité Olímpico, las federaciones y la ANFP... También fui a los clubes de barrios y me junté con esos dirigentes que hacen una pega súper anónima, porque muchos barrios operan en función del deporte. Y eso es impagable, porque abrimos un espacio de participación.

La encuesta Adimark señala que usted es la tercer ministra mejor evaluada del gobierno. ¿Imaginó esto hace un año?

En ningún momento pensé en trabajar en función de eso. Sí en ser bien evaluada por la Presidenta y por los deportistas… Y, por supuesto, que cuando viene una buena evaluación, una igual se pone contenta. Pero, básicamente, porque eso significa que hay una mayor visibilidad del Ministerio y que aparece como un ministerio importante. En ese sentido no sé si lo esperaba o no, porque uno se concentra en su trabajo.

Este año hay eventos, como la Copa América y el Mundial. ¿Cómo ha sido este proceso?

Es harto trabajo, porque es bien diverso. Está todo el tema de la infraestructura, que es tremendo. Hay una serie de otros elementos más, que tiene que ver con el rol que juegan los municipios y los gobiernos regionales… También tiene que ver con el tipo de contratos que nos encontramos: si esos contratos con las empresas que estaban construyendo los estadios nos daban las herramientas suficientes para apurar las obras en caso de que fuera necesario. Tuvimos que tomar decisiones súper complejas. Para mí, la decisión del Ester Roa fue muy difícil. Evalué y me dije: 'Si seguimos así, hay un riesgo altísimo de que el estadio no esté listo. Por lo tanto, si yo no hago algo, voy a quedar como la que dejó pasar el tiempo sin tomar las determinaciones'. Pero también tomar una determinación era un riesgo, porque nada me aseguraba que iba a funcionar.

¿El Estado ha tenido que gastar más por el retraso de las obras?

No, porque uno tiene que ser responsable con los recursos del Estado. Hay múltiples necesidades en otras áreas de la población. Pedimos informes a Obras Públicas, informes de estándares internacionales de precios de butacas... Obviamente, cuando se tiene 800 ó 900 trabajadores en un plazo acotado, como en el Ester Roa, hay ciertos costos distintos. Pero todo dentro de lo establecido previamente.

¿Qué le pareció el informe de la FIFA que sugería descartar a Sausalito por su retraso en las obras?

Nunca conocí ese informe. Te lo digo abiertamente: ese informe nunca lo vi. Nunca estuvo en mis manos y nunca me llegó.

Pero ese informe lo conocía el Comité Organizador...

De verdad, no lo sé. Cuando salió todo esto en la prensa, incluso, la gente de la ANFP estaba sorprendida. No sé… Nosotros tenemos nuestros propios informes, que luego se cotejan con los de la Conmebol. Ahora en marzo nos va a llegar un informe oficial.

¿Cree que las empresas descansan en el gobierno?

Creo que uno siempre debe poner todas las voluntades, pero las empresas tienen un rol que cumplir, porque, además, se les paga por eso, y tienen una responsabilidad. En ese sentido, el gobierno debe tener las herramientas para controlar que eso se cumpla, porque el uso de recursos es una responsabilidad con la ciudadanía. Y, por eso, nosotros tomamos la decisión en el Ester Roa. No teníamos los mecanismos contractuales para poder apurar que el estadio estuviera en los tiempos que correspondía. Y eso tiene que ver con cómo se construye esta relación.

¿Hubo negligencia?

No hablaría de negligencia, sino de una forma en la que estaba hecho el contrato, que a nosotros no nos servía para apurar a la empresa como correspondía.

¿Piensa que esto afecta a la imagen del país?

Creo que dimos una muestra de bastante seriedad en Santiago 2014. Igualmente, quiero ser bien clara en que el Sausalito y el Ester Roa son estadios para las regiones y las ciudades. Obviamente, también hay un compromiso de tenerlos para la Copa América, y yo estoy súper tranquila. Hemos trabajado muy coordinadamente, y van a estar.

¿Le preocupa la situación de la violencia en los estadios? 

Cualquier manifestación de violencia y discriminación preocupa. Incluso, cuando uno ve que los clubes se pelean dentro de una federación… Todas esas cosas que no tienen nada que ver con el deporte, claro que me preocupan. ¡Obvio! Porque creo que el deporte es un instrumento de cohesión y de cosas buenas. Sí hay un ámbito preventivo, de que las ciudades se tomen la Copa América, y eso genera espacios más tranquilos y otras formas de relacionarse. Tenemos que ser capaces de dejar la competencia en la cancha y que toda la rivalidad no se traduzca en violencia.

Se lo preguntaba porque ha habido varios incidentes en el último tiempo.

¿Sabe qué? Depende de cómo uno mira las cosas. Aquí hay una ley que regula la violencia. No tuvimos heridos; tuvimos bengalas y hubo bombos... Entonces, todo hay que tomárselo en su justa medida y hay que ser bien cauto y tranquilo para analizar las situaciones. Tampoco son los hooligans de Inglaterra. Hay que ponderar, y eso significa hacer un trabajo preventivo. Por eso nuestra campaña antidiscriminación para la Copa América va a generar un ambiente bueno.

Otro evento es el Dakar. ¿El país  obtiene ganancias?

En el ámbito económico la relación entre la inversión y lo que se recibe era de 4 a 1 en 2014. Acá todo lo que uno invierta en deporte no es gasto. En el caso del Dakar, también se invierte en un evento que la gente del norte espera ansiosamente. Entonces, tampoco es que uno sume y reste, sino que tiene que ver con el sentido que se le da.

¿Existe la posibilidad de que el Dakar no continúe en Chile?

Siempre cuando uno evalúa tiene que estar abierto a todas las posibilidades: a que siga, a que no siga, a cambiar las condiciones, a poner otras restricciones... Para ser bien serios, si el Dakar sigue o no, lo determinará un informe que avala la pertinencia deportiva y económica.

¿Por qué el gobierno tiene que pagar a ASO para que el Dakar pase por Chile y no al revés?

Efectivamente, eso se incorpora dentro de las evaluaciones. Ahora hay que ser justos en que esto es un tremendo evento. Nosotros ayudamos a coordinar, pero el peso lo lleva ASO. Lo que uno ve es un evento bien armado. Y eso también se pone dentro de evaluación. Hoy no podría decirte si sigue o no, porque de verdad no tengo aún los datos duros. Además, hay que conversar con todos los otros servicios, pero esto es un evento del país.