La medida de suspender las ventas de nuevas líneas a tres operadoras celulares de Brasil fue "dura" pero necesaria, dijo al diario O Globo de este sábado el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo, tras garantizar que el gobierno no busca "demonizar" al sector.
"Creo que fue una medida dura, extrema, pero no tuvimos alternativa. Hubo una caída en la calidad de los servicios y un aumento muy fuerte de las reclamaciones", indicó el responsable en una entrevista al diario.
Esta semana el ente regulador de las telecomunicaciones en Brasil (Anatel) suspendió las ventas de nuevas líneas a TIM, de la italiana Telecom, Oi y Claro, la unidad en Brasil de la mexicana América Móvil, por entregar un mal servicio a sus clientes.
La medida entra en vigor el lunes y su desacato conllevaría a una multa de 200.000 reales (unos US$100.000) por día.
Bernardo indicó que durante meses el gobierno advirtió a las operadoras "sobre la necesidad de hacer inversiones, de innovar los procesos de gestión para mejorar los servicios".
"Llega un momento en que es preciso tomar medidas. Era una situación límite. No se puede aceptar que el consumidor compre, pague y no tenga
servicio, no tiene justificación", siguió.
"Aparentemente no se planificaron, no apostaron al crecimiento del mercado", zanjó el ministro, que no obstante aclaró que el gobierno no busca "demonizar" a este "importante" sector.
"La inversión en promedio por año es de 17.000 millones de reales (unos US$8.500 millones). En 2011 fueron 21.700 millones, pero tienen que invertir más", subrayó.
Bernardo dijo que las operadoras ya presentaron sus primeros planes para mejorar la calidad del servicio, que serán analizados esta semana por Anatel.
Vivo, la mayor de Brasil y la única que no fue suspendida, también deberá diseñar un modelo para mejorar el servicio a sus clientes.
Por otro lado, Anatel podría multar también a la española Telefónica por 20 millones de reales (unos US$10 millones) si no disminuye las fallas en su servicio de telefonía fija en el estado de Sao Paulo.