El entonces ministro de Justicia lord Goldsmith escribió en 2002 un memorándum al primer ministro británico Tony Blair en la que le advirtió de la ilegalidad de atacar a Irak, de acuerdo con el derecho internacional.

Según una información que publica el dominical "The Mail on Sunday", ése es uno de los documentos más comprometedores que se presentarán a la comisión investigadora sobre la guerra de Irak, que se celebra actualmente a Londres, y sobre el que tendrá que pronunciarse el propio Blair cuando sea llamado a testificar.

Blair se negó entonces a aceptar el consejo de su viejo amigo Goldsmith y dio incluso instrucciones para que no se le dejara hablar y se le excluyese de las reuniones del Gobierno, afirma el periódico.

El entonces líder laborista no informó tampoco a sus ministros del contenido de ese memorándum.

Al sentirse ninguneado, Lord Goldsmith amenazó supuestamente en presentar su dimisión, pero le presionaron para que no lo hiciera y publicó algún tiempo después otro documento que daba luz verde a la invasión.

Según el dominical británico, en julio de 2002 los ministros de Tony Blair fueron informados de que su Gobierno y el de Estados Unidos planeaban derrocar al dictador iraquí Sadam Husein.

Goldsmith escribió el 29 de julio de ese año una carta a Blair en la que le advertía de las dificultades, desde el punto de vista de la legalidad internacional, del plan de invasión que habían fraguado en secreto Blair y el ex Presidente de EEUU George W. Bush.

Según Goldsmith, aunque las reglas de la ONU autorizaban "una intervención militar por razones de autodefensa", ésa condición no se daba ya que Gran Bretaña no había sido amenazada por Irak.

Por otro lado, aunque la ONU permitía las "intervenciones humanitarias" bajo determinadas circunstancias, no era tampoco ése el caso en Irak.

El ministro de Justicia avisó asimismo a Blair de que sería muy difícil basarse para invadir Irak en anteriores declaraciones de la ONU, que databan de los años noventa, para atacar ese país.

Aquel consejo y la decisión de que constara por escrito provocó al parecer fuertes fricciones entre Goldsmith y Blair, que temía que su publicación pudiera dañar su credibilidad.

Según otro diario, "The Independent", el ex primer ministro británico está furioso por el daño que causan a su reputación las audiencias públicas de la comisión investigadora en torno a las circunstancias de la guerra de Irak.

Diplomáticos y altos funcionarios llamados a testificar han presentado pruebas que contradicen la versión que dio el Gobierno de Tony Blair sobre la supuesta capacidad militar iraquí antes de la invasión anglonorteamericana de marzo del 2003.

Entre otras cosas se ha sabido ahora que el espionaje británico informó a su Gobierno diez días antes de la invasión de que Irak había desmontado su arsenal de armas químicas, si es que alguna vez había existido éste, pese a lo cual Blair decidió atacar al país árabe.