El ministro alemán de la Cancillería, Peter Altmaier, se reunió hoy en Berlín con el jefe de gabinete de la presidencia de EEUU, Denis McDonough, para abordar la cooperación entre los servicios secretos de ambos países, tras los recientes casos de presunto doble espionaje detectados en Alemania. 

Fuentes del gobierno informaron del encuentro, que sigue a la conversación telefónica mantenida la semana pasada entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de EEUU, Barack Obama, después de que Berlín instara al jefe de la unidad de inteligencia de la embajada estadounidense a abandonar el país.

A la cita entre Altmaier y McDonough acudieron asimismo la asesora en materia de seguridad de la Casa Blanca, Lisa Monaco, así como el coordinador de los servicios secretos de la Cancillería alemana, Günter Heiss. 

En la reunión se abordaron "en profundidad" cuestiones relacionadas con el trabajo de los servicios secretos de ambos países y se acordó establecer un diálogo "estructurado" sobre la futura cooperación de los servicios secretos, indicaron fuentes del departamento de Altmaier en un comunicado. 

La revelación de dos casos de presunto espionaje por parte de EEUU en el ministerio de Defensa, por un lado, y en la central del servicio de inteligencia exterior, por el otro, reabrió el escándalo por las actividades de la CIA en Alemania.

Por razones confidenciales Berlín rehuyó hacer comentarios acerca del contenido de la conversación telefónica mantenida entre Obama y Merkel, el pasado día 15.

Un portavoz gubernamental subrayó, sin embargo, "las profundas diferencias de opinión" entre Berlín y Washington sobre el trabajo que deben realizar los servicios de inteligencia y advirtió que se necesitará tiempo para superarlas. 

A pesar de las discrepancias, el portavoz dejó claro que la cooperación entre los servicios de inteligencia de los dos países es "imprescindible" y que Berlín ni quiere ni puede prescindir de ella.

El último choque entre los dos países tuvo lugar la pasada semana, cuando se detectó a un presunto espía estadounidense en el Ministerio de Defensa alemán, después de que días antes se hubiera detenido a un supuesto agente doble.

Como respuesta, Berlín instó a abandonar el país al máximo responsable de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU en la embajada de Berlín, lo que se hizo efectivo unos días atrás.