Aunque desde hace meses su nombre sonaba como uno de los favoritos para convertirse en abanderado del gobernante PRI para las elecciones presidenciales de julio próximo en México, el anuncio -el lunes- de la postulación del hasta entonces ministro de Hacienda José Antonio Meade fue la noticia de la semana en ese país.
Doctor en Economía de 48 años de edad, Meade formalmente es precandidato, y aunque no es militante del PRI, es poco probable que otro nombre le impida convertirse en el candidato oficial del partido en una votación que los priístas realizarán el 18 de febrero.
Meade es percibido como un político conciliador y como un garante de la continuidad de las políticas económicas actuales, y quien, además, no se ha visto involucrado en escándalos de corrupción que han golpeado al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, según consignó Reuters.
En caso de, como se espera, que se convierta formalmente en el postulante del PRI, Meade -quien también fue ministro durante el anterior gobierno de Felipe Calderón, del conservador PAN- se enfrentará en las urnas al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, favorito en las encuestas y que por tercera ocasión busca llegar a la Presidencia.
"La reacción de la opinión pública diría que fue mixta. Meade es un candidato que genera mucho apoyo de la dirigencia empresarial, dado su perfil técnico y experiencia en el sector público", dice Axel Christensen, director de Estrategias de Inversión para América Latina e Iberia de BlackRock, quien se encontraba en México justo para el anuncio.
"Al mismo tiempo, es un candidato poco conocido en comparación a otros políticos mexicanos, especialmente su contrincante para las próximas elecciones, Andrés Manuel López Obrador. Eso mismo, su menor conocimiento, lo hace un candidato interesante, porque tiene bastante por donde crecer", agrega.
En la primera encuesta conocida tras el anuncio, Meade marcó un 23,2% de apoyo, versus un 28,7% de López Obrador, a quien en México llaman AMLO. En el mismo sondeo, un 34,3% de los encuestados reconoció que nunca había oído hablar de Meade. "Luego, en la medida en que Meade pueda ir acortando la brecha con AMLO, uno podría anticipar una respuesta positiva del mercado", sostiene Christensen.
Aplauden inversionistas
La prepostulación de Meade fue recibida favorablemente en el ambiente de negocios, dada su trayectoria en las finanzas públicas en los dos últimos gobiernos.
"Creo que los inversionistas han tomado positivamente el anuncio de la precandidatura de Meade. A diferencia de López Obrador, el doctor Meade cuenta con una amplia experiencia como servidor público, destacándose como canciller y como secretario de Hacienda bajo dos administraciones distintas (Peña Nieto y Calderón)", señala Alejandro Cervantes, subdirector de Análisis Económico Nacional de Grupo Financiero Banorte.
"Creo que a diferencia de López Obrador, Meade es un candidato que cuenta con la simpatía tanto de integrantes del PRI como del PAN, y ello podría garantizar la correcta implementación del paquete de reformas estructurales que se aprobaron durante la administración de Peña Nieto. De ganar las elecciones, tenemos la certeza de que continuará con el esfuerzo de fortalecer los fundamentales macroeconómicos de nuestro país", añade Cervantes desde México.
Christensen califica como "complejo" el actual momento económico de México -la segunda mayor economía de América Latina-, cuyo PIB crecería en torno a 2% durante 2017, según las estimaciones del Banco Central y el gobierno.
"La agenda de reforma de Peña Nieto -que incluye la apertura del sector energético, incluyendo el petróleo, a la inversión privada y a la que se ha opuesto AMLO- aún no ha dado los frutos esperados, aunque la Ocde es optimista respecto del impacto de mediano plazo de estas reformas", indica. "La victoria de Trump el año pasado y la incertidumbre actual en cuanto al futuro del Nafta están influyendo en la confianza del sector empresarial, especialmente en relación a la inversión".
De este modo, agrega Christensen, un resultado electoral adverso para las expectativas del empresariado, como podría leerse en el caso de un triunfo de López Obrador, también incidiría en el ambiente de inversión, y particularmente en el sector energético. Pero, como señala la Ocde, las reformas del actual gobierno debieran empezar a notarse en el crecimiento económico, además del mejor entorno económico global y particularmente de Estados Unidos, por lo que el panorama de mediano o largo plazo se vislumbra más positivo para México.
Reggie Thompson, analista de América Latina de la firma de inteligencia geopolítica Stratfor, señala que la política mexicana se ha convertido en cada vez más competitiva y recuerda que los votantes parecen estar cada vez más dispuestos a votar por López Obrador, debido a que ha estado proponiendo iniciativas potencialmente populares, como campañas anticorrupción y un congelamiento de los impuestos.
El hecho de que ahora hay tres grandes partidos en competencia -en tercer lugar en los sondeos está una candidata conservadora-, además de varios partidos menores y postulantes independientes, "hace más probable que López Obrador pudiera ganar la carrera estrechamente", dice Thompson.
"Algunos inversionistas, como aquellos que se benefician de la reforma energética en México, están probablemente cautelosos de López Obrador. Él ha prometido que revisará los contratos de energía adjudicados durante la administración de Peña Nieto. Esas demandas probablemente harán que algunos inversionistas sean cautelosos de poner más recursos en inversiones actuales o futuras en México hasta que tengan más certidumbre en relación a la dirección que tendrá la política energética de López Obrador", agrega.