El canciller israelí Avigdor Lieberman enfrenta hoy una comparencia judicial determinante para su futuro político, tras la que se decidirá si es imputado por lavado de dinero, fraude, malversación y coacción de testigos. La vista comenzó hoy en Jerusalén a puertas cerradas, en la que sus abogados intentarán convencer al fiscal general, Jehuda Weinstein, de que rechace la imputación de su cliente.

Hace nueve meses, el inspector recomendó enjuiciar al político de 53 años por esos cargos, pero antes de una decisión definitiva sobre su imputación tiene derecho a una vista para defenderse. El político ha insistido en su inocencia, pero ya anunció su renuncia como ministro de Exteriores si es imputado, lo que tendría graves repercusiones para la coalición de gobierno actual del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Si es condenado podría pasar hasta diez años en prisión.

Sobre Lieberman recae la sospecha de haber recibido varios millones de dólares de empresarios a través de sociedades fantasma durante su época como diputado y ministro entre 2001 y 2008. Además es sospechoso de haber coaccionado a testigos.

 La vista en el Ministerio de Justicia, que se espera se prolongue hasta el miércoles, se está celebrando a puerta cerrada. La decisión definitiva de la fiscalía se espera en unas semanas.

El presidente del ultraderechista partido Israel Beitenu (Nuestra Casa Israel) es especialmente controvertido por sus declaraciones sobre el proceso de paz con los palestinos y su actitud frente a la minoría árabe en Israel.