Avión, helicóptero, carros blindados y camiones. Durante los últimos días, el ministro de Defensa, Jorge Burgos, ha usado diferentes medios de transporte para evaluar la situación en el norte, producto de los aludes, y el rol que allí cumplen las FF.AA. desde que se decretó el estado de excepción constitucional por catástrofe. En cada desplazamiento también llevaron víveres y cargas de ayuda.
El viaje del fin de semana pasado debía ser una rápida visita inspectiva. Finalmente, duró más de 48 horas en terreno. "Me quedé en la zona con el jefe de Estado Mayor (vicealmirante José Miguel Romero) y con el comandante en jefe del Ejército (general Humberto Oviedo). Trabajamos en conjunto", dijo la autoridad, que este viernes efectuó un segundo viaje a la zona bajo emergencia .
El último reporte oficial dio cuenta de 6.556 uniformados en las dos regiones, que también incluyen efectivos de Carabineros y la PDI. Del Ejército son, aproximadamente, 4.500; de la Armada, 892, y de la Fach, 120.
Respecto de la reacción de la gente, Burgos sostuvo que "al menos lo que yo vi, e incluso recibí, fueron agradecimientos por la presencia de las FF.AA. Es una situación de falta de servicios, de luz, de agua, de gente desesperada, y el sentimiento de protección que brindan estas fuerzas ha sido claro. Incluso, no escuché opiniones contrarias al toque de queda".
Para el 27/F se criticó la lentitud en llevar efectivos militares a la Región del Biobío. En su momento se habló de aprensiones políticas. Eso parece haber quedado atrás...
Para el 27/F yo no tenía responsabilidades en el Ejecutivo, era diputado. No sé exactamente lo que ocurrió ni si se puede calificar de retraso. Pero, dejando eso muy claro, creo que es válido preguntarse este tema. Desde el punto de vista social, histórico, para muchos chilenos la circulación de militares en la calle y el toque de queda son recuerdos complejos, por denominarlos elegantemente. Está en el imaginario de mucha gente. Y hay razones fundadas para que esté. Sin embargo, el desarrollo institucional de Chile durante los últimos 25 años, y el espacio que se ha ganado, de normalidad definitiva entre el mundo civil y las FF.AA., han contribuido a entender que, frente a eventos como el del norte, la presencia de FF.AA. en la calle, profesionales, preparadas, con elementos que los chilenos les hemos entregados en democracia, son una buena noticia. Es un patrimonio frente a situaciones de emergencia como ésta. Tienen un rol que jugar. Eso ya no se discute.
Y al revés, ¿hay tensión entre los uniformados por desempeñar tareas de seguridad pública?
Estoy en contacto cotidiano con los comandantes en jefe, y la tensión que veo es sólo por hacer más y mejor las cosas, es algo positivo. En el sentido que usted menciona, no lo he visto. En ellos también se ha producido una sensación de normalidad, por así decirlo, de trabajar de esta manera, ante una calamidad pública.
Exactamente, ¿qué uniformados han estado en las calles?
Las tareas fundamentales están en manos de oficiales y tropas profesionales. No le puedo mentir y decir que no hay conscriptos, aunque todos ya están terminando su instrucción, no comenzándola. Las jefaturas son de oficiales. Y las patrullas de control siempre están a cargo de suboficiales.
¿Y el armamento?
Es el que ellos tienen, armamento militar, no hay otro. No hay que olvidar que la razón fundamental para la declaración del estado de excepción por catástrofe es la calamidad pública. O sea, el efecto del desastre. Y la tarea principal que se les encarga a las FF.AA. es de seguridad. Las otras cuestiones que surgen son muy importantes, pero anexas. En los primeros días, por ejemplo, se desplegó un gran esfuerzo, porque hubo problemas de seguridad pública.
¿Vio casos concretos?
Entre otras partes, estuve en Diego de Almagro, y me impactó el relato del director de un colegio. Me contó que un grupo no de afectados, sino de desalmados, entró para robarse sillas, colchones y cilindros de gas. Y con la llegada de los uniformados se acabó esa inseguridad. Ellos también están en tareas de limpieza, pero no pueden ser solamente palas. La seguridad en situaciones como ésta no está dada por sí sola. Hay que conseguirla.
¿Cómo se designa al jefe de zona?
La regla es que sea el oficial de más antiguo grado del lugar donde se decreta el estado de excepción. En esta ocasión, en Antofagasta y Taltal, era el general Claudio Hernández, y en Atacama, el teniente-coronel Marcelo Urrutia. Y lo hizo muy bien, en momentos muy difíciles.
Durante la semana se nombró a un general de brigada también en Atacama. ¿Se revisará el sistema, para que la responsabilidad recaiga siempre en oficiales de mayor grado?
Cuando yo fui, vi muy empoderado al comandante Urrutia. Jamás noté que algún oficial de rango superior insinuara no aceptar una orden, ya que él lo hacía en virtud de un mandato de la Presidenta de la República. Pero no me niego a que esto sea susceptible de ser estudiado. El cambio me lo propuso el comandante en jefe del Ejército. No porque hubiera una crítica, sino porque la cantidad de unidades hacían necesaria la presencia de un general de brigada. Pero es legítimo analizar este tema.
¿También se evaluará adquirir helicópteros, con capacidades duales, para actuar en estas instancias?
La decisión de comprar helicópteros grandes para la Fuerza Aérea no se está evaluando, está tomada. No podemos anunciar la tipología de las naves, será una decisión técnica. Pero yo le manifesté este tema a la Presidenta y ella tomó la decisión. Los decretos están actualmente en trámite en el Ministerio de Hacienda. Pero la compra será de gobierno a gobierno, sin representantes ni lobbistas.
¿Cuándo se hará efectiva la compra?
Espero que tengamos noticias de la primera partida hacia el 2016.
¿Cuántas unidades?
Eso lo mantengo en reserva.
¿Se revisarán otros materiales?
También estamos estudiando la posibilidad de tener un buque gemelo al Sargento Aldea (de transporte y multirrol). Es un costo importante y hay que verlo, porque hay otras prioridades, pero como ministro de Defensa me la voy a jugar en eso.