El anuncio del nuevo gabinete le dio término a sus 418 días como embajador de Chile en Argentina. El ex diputado recibió una llamada que lo alertó del interés del gobierno. Al otro lado de la línea estaba la Presidenta. Según cuenta Marcelo Díaz, el nuevo ministro Secretario General de Gobierno, la noticia no era esperada.

Para estos días pretende volver a Buenos Aires a zanjar compromisos y despedirse oficialmente del canciller Héctor Timerman. Otro de los motivos del viaje será reunirse con su familia que aún no vuelve a Chile, todo debido a lo rápido de las decisiones.

Mientras un grupo de técnicos adapta su despacho a las nuevas disposiciones, Díaz recuerda su anterior paso por la cartera hace ya más casi 25 años cuando trabajó con Enrique Correa, ex ministro  y reconocido lobista dueño de Imaginacción.

Lo primero que se dijo de este nuevo equipo político es que representa un giro al centro, que será más moderado.

El único giro que vamos a hacer es hacia los ciudadanos para profundizar el trabajo de gobierno, para hacer más nítida la gestión del gobierno de cara a los ciudadanos. Aquí no hay giro ni a un lado ni hacia el otro lado, sino que una reafirmación del compromiso de la Presidenta de la idea fuerza de su gobierno que es combatir la desigualdad y asegurar un país más inclusivo con más equidad social.

Pero a pocas horas del cambio, la reforma laboral quedó en "pausa reflexiva", eso puede ser visto como una señal de moderación.

La Presidenta ha sido muy clara en señalar que las reformas continúan y lo vamos a hacer en el contexto de un dialogo intenso y activo de todos los actores y sectores, porque nos interesa que el mayor número de actores posibles comprenda el sentido de nuestras reformas, la justeza de nuestras reformas y, por lo tanto, lo que hay aquí es una ratificación de la agenda de este gobierno que es un conjunto de políticas públicas que ayudan a  mejorar la calidad de vida e los chilenos aquí y ahora.

¿Entonces se mantienen los ritmos?

Nosotros tenemos un cierto ritmo y un cierto itinerario cuya velocidad va a depender ahora de la instalación de los nuevos ministros y de las decisiones que tome la Presidenta al respecto.

El ministro Burgos dijo estar en contra de una Asamblea Constituyente, ¿eso la descarta como alternativa para el cambio de la Constitución?

Todos los ministros, como es natural, tenemos opiniones y juicios sobre las cosas, eso viene con nosotros. Podemos formar parte de la discusión y la deliberación, pero también tenemos la claridad de que quien toma la decisión sobre los caminos que toma el gobierno es la Presidenta de la República.

En cambio usted se ha mostrado favorable a la AC.

Cuando uno acepta ser ministro entiende las reglas del juego, y en el sistema político chileno, la última palabra la tiene la Presidenta. Aquí todos llegan con una idea de las cosas, pero el cargo de ministro lleva consigo la aceptación explicita de la voluntad presidencial.

¿Que ahora se ponga énfasis en que se va a dialogar significa que antes no se hacía?

Cuando los nuevos ministros hemos planteado el énfasis en el diálogo lo hacemos también teniendo presente que es el gobierno el que tiene que tomar las decisiones, para eso estamos acá y para eso la gente nos eligió. No es un juicio de lo que se hizo antes, es un juicio de lo que queremos hacer hacia adelante. Es un elemento que está presente en este nuevo ciclo que la Presidenta abrió al designar este nuevo gabinete.

Todo lo que vamos a hacer ahora es sobre la base de lo que se ha venido haciendo. Tuvimos un primer año muy productivo en término de gestión. Y los que estamos hoy día con la responsabilidad del comité político, es que nos parece que el diálogo es una herramienta que puede ayudar a garantizar el mayor arco de apoyo a las reformas. Esperamos que así sea, pero teniendo claro que hay un programa de gobierno y una de las cosas que dignifica a la política es el cumplimiento de la palabra.

¿A usted tampoco le gustan las retroexcavadoras?

No tengo ánimo de hacerme parte de debates que son de antes de que llegara acá. Yo asumí como ministro y tarea está en el horizonte que se nos viene y ahí pongo el acento.

Se ha criticado que usted y el ministro Insunza hayan trabajado con Enrique Correa, a quien se le resaltan sus vínculos con SQM.

Yo trabajé en este mismo ministerio hace 24 años, por cinco o seis meses, cuando Enrique Correa era ministro Secretario General de Gobierno. Eso es parte de mi biografía, de la que me siento muy orgulloso. Después de eso he tenido una larga trayectoria como dirigente político, parlamentario, me ha tocado pronunciarme sobre múltiples aspectos de la vida política, económica y social del país y llego a este cargo con ese registro. Es mi huella de carbono.

Lo que nosotros queremos es que se nos juzgue por nuestras acciones como gobierno, lo demás son legítimas interpretaciones, pero no dejan de ser eso. Este es un gobierno que tiene un compromiso sustantivo con una agenda transformación, también con la transparencia y la probidad. Todo lo que vamos a hacer en el gabinete es lo que podemos aportar desde nuestras vidas.