El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, reiteró este miércoles el compromiso del gobierno con una política fiscal responsable y destacó que la regla básica que Chile ha seguido y "en la que estamos comprometidos en ser cuidados en comprometer gastos permanentes sólo si contamos fuentes de ingresos también permanentes"
El secretario de Estado se refirió al tema al inaugurar la XI Reunión de la Red de Presupuesto por Resultados, que reúne a representantes de organismos presupuestarios y financieros de los gobiernos de América Latina y el Caribe, España y Corea del Sur.
La jornada contó con la presencia de representante del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), Koldo Echebarría; el director senior de Governance Global Practice del Banco Mundial, Mario Marcel; y el representante de la Ocde en Chile, Jon Blodal.
Durante su intervención, el ministro de Hacienda repasó el marco de política fiscal de Chile, destacando su solidez institucional y legal. Recordó que Chile también creó "colchones" para estar preparados para ciclos pronunciados, como el Fondo de Estabilización Económica y Social, y que este mismo criterio guió la reforma tributaria que acompañará el financiamiento de "una reforma profunda en el sistema educacional y que cuesta muchos recursos".
"Estamos orgullosos de esta solidez fiscal de Chile. Nos ha permitido mucho. Al final del día, al igual que el presupuesto de una familia, la salud de las finanzas públicas es importante y se construye día a día", precisó.
Durante su discurso, el ministro de Hacienda también reconoció que si bien siempre habrá una discusión de "por qué no un poco más, por qué no un poco menos", hay tres razones fundamentales que justifican la necesidad de tener finanzas públicas sanas: dar sostenibilidad en el tiempo a las políticas sociales; tener tasas de interés bajas, que se traducen en un mayor dinamismo del sector privado, más crecimiento y empleo; y contar con una capacidad contracíclica.
"Tener políticas fiscales sanas nos permite al menos hacer que los estabilizadores automáticos, el déficit, pueda fluctuar. Cuando hay un poco más de credibilidad incluso se gana un espacio adicional que tiene que ver con que el gasto pueda tener un sesgo contracíclico en caso de necesidad. Es justamente eso lo que ha hecho Chile este año: el presupuesto de 2015 tiene una expansión importante del gasto, de 9,8%, centrada principalmente en inversión pública, y eso se hizo porque la economía sufría de un ciclo más frío", explicó.
De todos modos, Valdés reconoció que, por diseño, las políticas contracíclicas deben ser transitorias. "Uno no puede sostener de manera persistente el crecimiento de la economía a punta de estímulo fiscal. Si una política fiscal es sana, es seria, no puede poner en riesgo su credibilidad, su sustentabilidad y, por lo tanto, periodos de expansión, que puedan tener buenas razones, como la tienen en Chile, tienen que ser seguidos por procesos de consolidación", enfatizó.
Agregó que la experiencia internacional muestra que estos procesos deben calibrarse, para no introducir costos excesivos en la economía, pero también realizarlos a tiempo es fundamental. "Si no se reconoce eso, se pone en riesgo la misma sanidad de las políticas públicas", indicó.