El lunes 17 de marzo, el Ministerio de Salud inició la campaña de vacunación contra la influenza. Niños, adultos mayores, enfermos crónicos y mujeres embarazadas podrán inmunizarse gratuitamente contra la influencia AH1N1, la AH3N3 y la influenza B. La campaña, de dos meses, considera 3.150.000 dosis para adultos y 650 mil para niños.

La vacunación se repite todos los años, pero en esta oportunidad plantea una dificultad extra: saber la cobertura real por grupos etarios y su distribución geográfica. Es decir, cuántas dosis y en qué lugares repartirlas.

El problema nace por la ausencia de datos precisos debido a las dificultades que tuvo el Censo 2012. "Estamos calculando las coberturas con los datos del Censo del 2002, porque las cifras del último no son confiables. Esto hace que no podamos calcular una cobertura con certeza", dice Jaime Burrows, subsecretario de Salud Pública.

La dificultad nace porque las cifras del Censo 2002 tampoco son las más fiables, debido a que en más de una década la población y su distribución por edad ha cambiado.

"En mi primera reunión con el equipo del programa de inmunizaciones consulté de cuánto puede ser la diferencia atribuida a esto en los cálculos de cobertura, y me indican que puede ser del 5% al 10%, lo que es alto", aclara Burrows.

Fernando Muñoz, jefe del Programa de Inmunizaciones del Minsal, dice que en el caso de los adultos mayores de 65 años, la brecha es de cerca de 14%, lo que representa más de 180 mil personas.

RELEVANCIA DEL CENSO

Para estimar la población a vacunar, dice Muñoz, se usan las proyecciones del Censo 2002.  Hoy se cuenta  con proyecciones de población para el total del país, las que Muñoz considera razonablemente adecuadas para proteger a una gran cantidad de población. "No representan un problema las estimaciones nacionales, ni a nivel de región, pero sí obviamente tiene un problema a nivel de comunas. Como son poblaciones más pequeñas, los errores son más notorios, no se puede tener datos confiables. Por eso, en el caso de las comunas, en niños se usan los datos de los menores inscritos en el Registro Civil de esa comuna", señala.

¿Qué función cumplen los datos de los censos? Según Rubén Castro, demógrafo de la U. Diego Portales, estas cifras son  las que dan la composición por sexo y edad de la población, y que junto con las Estadísticas Vitales, que aportan información sobre fecundidad y la mortalidad, sirven para realizar las proyecciones poblacionales. "Para las proyecciones de población, el INE toma en cuenta las Estadísticas Vitales y los censos, dos fuentes distintas", aclara.

Para planificaciones de políticas públicas, agrega, lo correcto es usar varias fuentes de datos, y también la última estimación de población disponible, avalada por el INE, que corresponde a la última versión de las proyecciones 2002.

"En el Censo 2012, más allá del conteo de individuos por tramo de edad y sexo, los otros datos están bajo una sombra de duda y el futuro parece seguir igual. En este sentido será necesario apoyarse más en la encuesta Casen", sostiene el demógrafo.

Hoy las dudas con respecto a la confiabilidad de las cifras del Censo 2012, dice el jefe del Programa de Inmunizaciones del Minsal, los deja en un complejo escenario. "Representa un problema. Y el Minsal tiene hoy, junto con el INE, que buscar el mejor denominador posible para determinar la población. Eso es mucho más crucial en el nivel comunal, donde tenemos una cierta incertidumbre respecto del número total de población y cómo se divide en edad", indica Muñoz.

El Minsal sabe con mayor certeza cuántas dosis de determinada vacuna necesita, pero su distribución por ciudades es más compleja.

Para superar estos problemas, dice Muñoz, las alternativas son considerar los registros de nacimientos que son datos bastante confiables. "El 90% de los niños se inscriben cuando nacen, y como la mortalidad también es baja, la cifra de nacidos vivos refleja esa realidad. Todo lo que se refiere a las otras edades es complicado", reconoce.