Los periodistas chilenos están con taquicardia", decía un reportero peruano mientras despachaba para Radio Uno de Tacna. Se encontraba en la Plaza Zela, lugar donde en pocos minutos comenzaría la marcha hacia el "triángulo terrestre" convocada por la Asociación Patriótica por la Recuperación de Tarapacá y Arica.

El comentario se debía a una supuesta confusión de los reporteros nacionales, que creían que varios escolares que desfilaban por el lugar lo hacían con motivo de la polémica movilización.

Y es que a las 9.30 horas, 30 minutos después de la hora de inicio de la movilización, no más de 10 manifestantes habían llegado. Incluidos sus organizadores. "Esto es culpa de una presión mediática por parte de las autoridades para bajar el interés de la gente", explicaba el organizador, Ciro Silva.

Finalmente, no fueron más de 100 las personas que acudieron al llamado. El número de periodistas y reporteros gráficos superaba al de los manifestantes. La cantidad de contingente policial era todavía mayor, lo que hacía que el grupo que marchaba se viese aún más pequeño.

Antes de iniciar la caminata, comenzaron los últimos intentos de las autoridades para desactivar la manifestación. Un fiscal de Tacna les hizo firmar una carta en la que cada uno de ellos se responsabilizaba por el riesgo que significaba marchar hacia una zona con minas antipersonales. Minutos después de este exhorto, apareció sorpresivamente en la plaza el ministro del Interior de Perú, Daniel Urrestri.

"Debía viajar en dos semanas más, pero decidí a adelantar mi viaje por la contingencia. Vengo a decir que nadie va a entrar al triángulo, porque esa zona está minada y no me voy a dejar llevar por la intención de un par de personas que lo único que buscan es figuración política", explicó.

En ese clima, el grupo inició su marcha hasta la rotonda que da inicio al tramo de la Panamericana Sur, que une a Perú con Chile. Allí, sólo abordaron dos de los 10 buses que la organización tenía arrendados. Los manifestantes debían recorrer en vehículo unos 30 kilómetros hasta la zona de controversia. Sin embargo, a mitad de camino, en el cruce a Boca del Río, las máquinas fueron detenidas por policía de tránsito peruana.

En el control, les pidieron a los conductores la documentación de los vehículos, revisión técnica, relación de pasajeros, extintor, el botiquín y revisaron los neumáticos. Al encontrar fallas en algunas de las revisiones, los buses quedaron imposibilitados de seguir su recorrido.

Los manifestantes continuaron su marcha a pie, quedando más de 20 kilómetros aún para llegar al Hito 1. El objetivo de la policía era que los marchistas finalmente decidieran, por cansancio, no llegar hasta el área en controversia.

Sin embargo, el pequeño grupo caminó a paso rápido más de cinco kilómetros, hasta que, finalmente, se encontraron con un cordón de fuerzas especiales peruanas que bloqueó el acceso del puente Melgarejo, a 14 kilómetros del triángulo.

No hubo violencia, pero sí agresiones verbales de los manifestantes a la policía. "Ustedes (la policía) están violando un derecho constitucional que los ciudadanos tenemos, que es el de marchar. Al prohibirnos el paso se convierten en unos traidores a la patria, al igual que el Presidente Ollanta Humala y el ministro Daniel Urrestri, de quien exigimos la renuncia", sostuvo el abogado constitucionalista peruano y organizador de la marcha, Ricardo Noriega.

Los manifestantes se sentaron en plena carretera durante unos minutos, en señal de protesta. Finalmente, se retiraron tras firmar un acta de participación y regresaron a Tacna en otros buses de acercamiento. Así terminaban la jornada, sin que pudieran conseguir su objetivo, mirando el triángulo de lejos.