La actriz Cameron Diaz (Los Angeles de Charlie) describía en una entrevista la manera en que su estatus de celebridad la obligaba a caminar en la calle con la cabeza gacha y la mirada pegada al suelo: "Todavía hay una parte de mí que ansía que levante mi cabeza para establecer contacto visual y sonreír". Tradicionalmente, la sicología ha planteado que el acto de mirar a los ojos que anhela Diaz revela interés en los otros y potencia la habilidad de socializar y persuadir a los demás, pero un nuevo estudio señala que esta presunción puede ser errada cuando estamos discutiendo.
La investigación realizada por la U. de British Columbia (Canadá) establece que cuando alguien está en el medio de una disputa mirar a la otra persona a los ojos no influye a la hora de hacerla concordar con algún punto de vista o idea. De hecho, el efecto podría ser el opuesto.
En su estudio, los expertos pusieron a prueba el potencial del contacto visual instando a 20 individuos a que compartieran sus opiniones sobre temas controvertidos como el suicidio asistido. Luego debían ver un video de un orador que discutía varios tópicos. Mientras lo hacían, los sicólogos usaban dispositivos de rastreo de mirada que ayudaron a determinar cuándo los participantes mantenían contacto visual con el conferenciante.
En los segmentos en que el orador abordaba opiniones que eran compartidas por los individuos de prueba, éstos últimos mantenían el contacto visual de manera más sostenida. En cambio, cuando el personaje trataba tópicos que no concordaban con lo que los participantes pensaban la mirada tendía a apartarse.
Es más: los individuos eran menos propensos a modificar sus opiniones si estaban mirando a los ojos del conferenciante, sobre todo cuando éste miraba directamente al sujeto de estudio. Para ahondar aún más en estos resultados, los autores les pidieron a los participantes que vieran más videos, pero dirigiendo su mirada en ciertas ocasiones a los ojos de quien hablaba y en otros momentos a sus labios.
El efecto fue claro y mostró que aquellos que miraban a los ojos del orador volvieron a presentar una menor tendencia a cambiar sus puntos de vista, comparados con quienes se fijaron en los labios. Frances Chen, autora del reporte, señala en un comunicado de su universidad que si bien el contacto visual "suele revelar interés o interés sexual, todo depende del contexto. Si se realiza de forma excesiva entre niños y padres o profesores, o entre empleados y jefes, puede ser visto como algo desafiante o que atenta contra el respeto".
La sicóloga agrega que diversas investigaciones muestran que la mirada sostenida es una señal de intento de dominio y marca el preludio de ataques entre perros, chimpancés e incluso humanos en bares y patios de escuela. Por algo, los sicólogos llaman a este fenómeno "violencia visual".
Julia Minson, coautora del reporte e investigadora de la Escuela de Gobierno Kennedy en Harvard (EE.UU.), asegura que los resultados deberían ser de relevancia para políticos y profesores: "Ellos deberían recordar que intentar mantener la mirada puede jugarles en contra si intentan convencer a alguien que tiene creencias diferentes".