En rodaje, en afinamiento o en acople. Cualquiera de estos conceptos cuajaba perfectamente para el accionar de Unión Española y Universidad Católica en la cancha del Santa Laura.
Y es que el templo del fútbol tuvo en su piel un partido que en la previa prometía, pero en su primer acto estuvo marcado más por el coraje, las ganas, la pelea y alguna que otra sutileza de Mathías Vidangossy, quien junto a René Lima eran por lejos los distintos, los mejores, mostrando un nivel que clamaba por un esfuerzo mayor de sus compañeros, pero también de sus rivales.
Tanto así, que un lienzo gigante en el codo sur del recinto y un cántico intermitente en favor de Milovan Mirosevic de parte de los hinchas de su ex club sirvieron para entibiar los primeros minutos. Y solamente alcanzó para eso, para entibiar esa etapa, porque dentro de la cancha lo chato y trabado del juego fueron la tónica. Aún así, los dirigidos de José Luis Sierra se vieron mejor. A los mencionados Vidangossy y Lima, Sebastián Jaime le añadía sus ganas características, las que una vez más chocaban con su falta de finiquito.
El mismo delantero hispano no pudo cerrar las dos más claras ocasiones del primer tiempo, a las que sumó un reclamo por una clara falta de Matías Cahais, que pidió como penal, pero que fue fuera del área, lo que el feble juez Roberto Tobar no observó.
¿Y la Católica de Falcioni? Poco y nada. Cristián Alvarez y Alfonso Parot nunca pasaron al ataque por sus bandas, mientras Mark González y David Llanos chocaban una y otra vez con la marca roja. Esto los llevó a apostar por los pelotazos largos, faceta con la que tampoco amagaron al arquero Diego Sánchez. Sólo Darío Bottinelli se acercó con dos remates, uno desviado y otro suave que fue a las manos del portero.
Aún así, evidentes fueron las faltas de ideas cruzadas de mitad de campo hacia arriba, pues la asociación en el juego y la triangulación no asomaban en el libreto del equipo de Falcioni.
Los gritos de segundones de la afición local, en contra de sus rivales, y la presencia de Gary Medel (una vez más) apoyando a la UC distraían, incluso, a los más exigentes espectadores de un clásico que no prendía y que seguía rompiendo su monotonía con el despliegue y buena entrega de Lima y la habilidad de Vidangossy.
La parte final arrancó de manera similar, con Unión mostrando un mejor juego asociado y más intención, lo que permitió ver el exigido cabezazo de Jorge Ampuero (51') que Franco Constanzo sacó en la línea.
Sin embargo, las imprecisiones eran permanentes en el juego, que a esas alturas mostraba dos libretos muy diferentes. Los de Sierra buscaban llegar de forma asociada y los de Falcioni, a los balonazos, pero ambas propuestas tenían un punto en común: la falta de profundidad.
Un pase de Bottinelli estuvo cerca de romper la monotonía, pero Llanos no supo controlar el balón cuando quedaba solo frente a Sánchez. Un remate de Tomás Costa, que dio casualmente en la mano de Marcos González, fue otra de las pocas emociones de un duelo donde varios parecían nublados.
En premio al que más buscó, vino el golazo de Mirosevic, con la ley del ex, quien celebró y le dio memoria a un partido que parecía destinado a pasar al olvido.