El 7 de agosto de 2008, hace exactamente un año, la policía de la localidad estadounidense de Morgantown, en West Virginia, rescató el cuerpo de una mujer de unos treinta años desde las aguas del río Monongahela.
Se trataba de Carmen Gloria Sánchez Gutiérrez, de 36 años, estudiante chilena de intercambio en un programa de guías turísticos de la Universidad de West Virgina, y cuyo rastro se había perdido tres días antes.
La tarde del 4 de agosto, cenó con unos amigos en el restaurante Evergreen Buffet del sector de Grandville, en Morgantown, donde vivía desde mayo de ese año cuando inició el curso de guía y, en paralelo, un programa de inglés.
Carmen Gloria, quien el fin de semana anterior había sufrido una crisis nerviosa durante una excursión, abandonó apresuradamente el local. Según dijo, tenía que llamar a su familia en Chile. Fue la última vez que se le vio con vida.
En doce meses, la investigación parece haberse estancado. Si bien el examen toxicológico -entregado meses después de su fallecimiento- no arrojó presencia de sustancias, el temor a que alguien le hiciera daño que mostró Carmen Gloria días antes de su desaparición, mantienen un manto de duda para la familia.
Desde Coihaique, donde residía la estudiante chilena, su esposo Hugo Paz señaló a latercera.com que "a un año de su fallecimiento nunca he tenido antecedentes de lo que sucedió. Lo único que recuerdo es que a través del Consulado se conocieron los resultados toxicológicos después de transcurridos varios meses de este suceso y que no arrojaron ningún antecedente anormal".
El viudo de Sánchez dice agradecer la labor del cónsul de Chile en Washington, Christian Hodges-Nugent, quien ha representado a la familia durante el proceso. Sin embargo no ha recibido mayores antecedentes que le permitan aclarar las circunstancias en las que murió su esposa.
"Nunca he tenido antecedentes de las razones o causas del lentísimo avance de la investigación. Mi percepción, lejana o subjetiva probablemente, es que las autoridades de ese país no actúan con suficiente premura cuando una situación afecta a un extranjero y latino como este caso", indicó.
Asimismo, señaló que "la policía nunca se ha comunicado conmigo. Yo tampoco he hecho el intento. No he sabido jamás que le hayan proporcionado oficialmente alguna evidencia a la Embajada o al Consulado".
Paz lamentó que "cuando un evento similar acontece con un norteamericano, si trasladamos estas circunstancias en sentido contrario, estoy seguro que la presión y diligencias serían distintas".
La familia prepara una misa para recordarla. Al respecto, el esposo de Carmen Gloria precisa que "su madre y hermanas tienen pensado realizar una ceremonia religiosa. En mi condición de agnóstico respetuoso y tolerante me parece muy bien. Por mi parte, como lo hago todas las semanas, voy a visitar su tumba para llevarle flores naturales que a ella le gustaban, como tributo a lo que fue y significó en mi vida.
Paz aún intenta sobreponerse a su partida. "Mi vida ha sido dificil sin Carmen Gloria. Ella fue una mujer linda y maravillosa. El cambio ha sido enorme, todo lo planificado se derrumbó, nada será igual sin ella, su ausencia complicó mi existencia en todo sentido".
Añade que le ha costado vivir sin ella: "tengo conciencia que debo aprender a vivir en estas circunstancias, es mi desafío y trabajo personal. Tal vez pueda pasar mucho tiempo y nunca logre entender que le sucedió. El desgaste será infinito".
Pero la ausencia de Carmen Gloria no sólo golpea a su familia en Chile. En Estados Unidos, la comunidad de Morgantown -una ciudad universitaria, con cerca de 30 mil habitantes- sigue impactada por la tragedia.
Según explicó a latercera.com la periodista Brandy Brubaker, del diario Dominion Post, "este es un caso que permanecerá en la mente de las personas por mucho tiempo por tratarse de un hecho extraño y trágico".
Brubaker, quien reporteó el caso desde que se conoció la desaparición de la chilena, señaló que muchos de sus compañeros la recuerdan con cariño: "Carmen Gloria era respetada y muy querida. Muchas personas la extrañan".