Borussia Dortmund tenía la cabeza puesta en cualquier parte. El atentado que sufrió, ayer, el bus en el que llegaba al Signal Iduna Park lo distrajo. Y se notó. Sobre todo en los primeros minutos del partido frente al Mónaco, por la Champions League. Y lo pagó. Sufrió una dolorosa derrota por 2-3 frente al Mónaco y pone en riesgo su continuidad en la Champions League.
El equipo alemán partió sufriendo desde temprano. Por el recuerdo del incidente, que se tradujo en diversas manifestaciones de apoyo al zaguero Marc Batra, quien sufrió una fractura en la muñeca derecha. Hubo carteles de respaldo y el arquero Roman Bürki realizó el calentamiento con su camiseta. Y luego por el trámite del partido en su inicio.
Mónaco, que apostó por la velocidad de su contraataque, pudo ponerse en ventaja en los 15', después de un penal de Papastathopoulos sobre Mbappé. Sin embargo, la ajustada apuesta de Fabinho en la ejecución terminó con el balón fuera de la portería de Subasic.
Sin embargo, dos minutos después, los franceses asestarían el golpe con su receta favorita: salida rápida, centró de Lemar desde la izquierda e ingreso de Mbappé, en posición adelantada, para vencer a Bürki.
El gol fortaleció el dispositivo defensivo del Mónaco. Que corrió riesgo en los 30', cuando Kagawa se perdió el empate enfrente del arco de Subasic.
El local, paulatinamente, iba enfocándose y sumando el protagonismo que la instancia le exigía. Fueron los mejores momentos del equipo germano, que siguió llegando a la portería rival.
Pero vino otro infortunio. En los 34', Bender, reemplazante de Bartra, quien reclamó una inexistente falta de Radamel Falcao, introdujo el balón en su propio arco. 0-2 para los galos.
En el segundo tiempo, la escuadra de Thomas Tuchel se lanzó con todo en busca, al menos, del descuento. Pero, como era esperable, su colega Leonardo Jardim le planteó un casi infranqueable dispositivo defensivo. Dortmund, por momentos, tuvo que caer en el pelotazo, lo que desesperó a su entrenador y, por cierto, le facilitó la tarea a los franceses.
Eso hasta que Dembélé, en los 57' aprovechó que Kagawa le dejó servido el balón antes de la línea. Y sólo tuvo que empujarla para anotar el descuento. La presión de los alemanes se intensificó. La pelota les perteneció casi al punto del monopolio. También el dominio territorial. El complemento se transformó en eso hasta el borde de la monotonía. Kagawa y Dembélé atacaron insistente, pero hasta Radamel Falcao, en las pelotas detenidas, ayudó a la resistencia. Eso sí, cuando pudo definir el duelo y dejar bien encaminada la serie, en los 75', el colombiano falló. Quien no se equivocó fue Mbappé. Con la receta preferida: salida rápida y derechazo alto, inatajable para Bürki. Su cuarto gol en la Champions y un paso gigante hacia las semifinales.
Eso sí, Kagawa, a cinco del final, volvió a poner la cuota de incertidumbre y a dejar, al menos, la serie abierta para la revancha que se disputará en el principado.