Cuando el Presidente Sebastián Piñera visitó a su par estadounidense, Barack Obama, en junio del año pasado, se alojó en la Blair House, el lugar que la Casa Blanca destina para las visitas ilustres y que cuenta con habitaciones para varios huéspedes en 6.500 metros de superficie.
Fue en aquel viaje que Piñera se preguntó si podría habilitarse un espacio similar, con el objetivo de que las visitas ilustres no tuviesen que quedarse en hoteles particulares. Hoy ese sueño está a pasos de concretarse, pues la vivienda, que desde el 2009 estaba abandonada luego que el Tribunal Constitucional -antiguo propietario del inmueble- no pudiese costear las reparaciones tras el 27/F, recibió la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales para ser habilitada como residencia de visitas ilustres.
El proyecto restaurará la fachada, los vitrales y murales existentes; mejorará la iluminación; restaurará la cúpula de la entrada; rediseñará el patio interior y el jardín y demolerá las construcciones adosadas con posterioridad al levantamiento original del palacio, recuperando así su fisionomía original. Además, se le construirán al palacio estacionamientos subterráneos.
La idea es que el segundo piso quede habilitado para residencia de los jefes de Estado o como casa de los presidentes, mientras que el primer piso se usará como salón de eventos o como lugar para la promulgación de proyectos de ley u otros acontecimientos gubernamentales.
"El llamado a licitación para realizar estas obras está programado para 2014, lo significa que debieran iniciarse a mediados del mismo año y estar terminadas en un plazo de dos o tres años, según la prioridad que le aplique el próximo gobierno al proyecto", explica José Antonio Taladriz.
Debido a que en esta restauración no se contempla la construcción de volúmenes anexos, como sí lo hacía el proyecto que instalaría el Tribunal Constitucional, el costo de la iniciativa se redujo de $5.300 millones, a $ 3.600 millones.
El Palacio Ariztía -que hoy está en ruinas lleno de rayados en sus murallas- fue hecho por el arquitecto Alberto Cruz Montt en 1917 y desde ese año ha tenido múl- tiples dueños y usos. Perteneció primero a Rafael Ariztía Lyon, diputado por Limache y Quillota. En 1934, pasó a manos de Gustavo Ross Santa María, ex ministro de Hacienda y candidato presidencial. Más adelante, en 1943, se convirtió en sede del Club Militar, para luego, después de 50 años, ser traspasado al Ministerio de Bienes Nacionales.
"Es un proyecto muy bonito y muy fino, pues todo se dejará con los elementos originales y los jardines se recuperarán dando paz y tranquilidad a los que se hospeden en ella. Es una buena iniciativa que hemos hecho en conjunto con la presidencia", remata Juan José Taladriz.