"Es importante que el campamento de Chuquicamata se convierta oficialmente en parte del patrimonio de Chile. Desde este lugar se aportaron los mayores recursos cupríferos a este país. Nosotros, nuestros padres y abuelos, merecemos el respeto de los chilenos", dice la presidenta de la Agrupación de Hijos y Amigos de Chuquicamata, Miriam Bolandos, respecto de un sueño que luego de tres años de gestión está cerca de materializarse: la declaratoria del ex enclave minero como zona típica por parte del Consejo de Monumentos Nacionales (CNM).
Además, nueve de sus edificios podrían ser designados como monumentos históricos.
Según fuentes del CNM, a mediados de la próxima semana se definirá, en sesión extraordinaria, si se decreta esta medida al espacio fundado el 18 de mayo de 1915 y que llegó a albergar a 25 mil personas. Sin embargo, el lugar ubicado a 17 kilómetros de Calama quedó sumergido bajo el polvo y el olvido, luego del cierre en 2007 por problemas ambientales ocasionados por las faenas mineras de Codelco.
La declaración de zona típica incluye una superficie de 3.500 m2, es decir, cerca de un 5% del terreno con edificaciones que aún continua en pie. Ahí están ubicados inmuebles emblemáticos para los vecinos de la localidad, como la Parroquia San Salvador, la escuela de niños, la de niñas, el estadio Anaconda, el club Chuquicamata, teatro Chile, la casa de comercio, el teatro Variedades y el Auditorio Sindical, los que serán monumentos históricos.
"Son edificios donde se desarrollaba la mayoría de las actividades sociales de Chuquicamata. En esta primera etapa, hablamos del casco histórico, pero hay muchos otros sectores, poblaciones enteras, que de alguna manera van a protegerse", afirma René Huerta, director de patrimonio de la Corporación de Cultura y Turismo Calama, quien estará a cargo de entregar el expediente al CNM.
Huerta destaca el valor antropológico del lugar, ya que "era un sector ya explotado por los pueblos originarios, antes de la instalación de una industria minera moderna".
HISTORIA
Humberto Eliash, ex vice decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, quien visitó el campamento en 2013, sostiene que "en términos comparados, se puede llegar a lo siguiente: Sewell, en su apogeo, tuvo 15 mil habitantes y está protegido; Humberstone, que tuvo 3.700 habitantes también lo está; Chuquicamata tuvo en su apogeo 25 mil habitantes (…) y creo que su patrimonio material es equivalente a la cantidad de habitantes".
Al respecto, el gerente general de División Chuquicamata de Codelco, Sergio Parada, dice que "estamos conscientes del valor histórico y cultural que tiene Chuquicamata para el país y por eso la empresa ha estado siempre de acuerdo en resguardar los elementos patrimoniales del casco histórico del campamento".
Por su parte el alcalde de Calama, Esteban Velásquez, comenta que tras la declaratoria, viene otra gran tarea: la recuperación y mantención del espacio. "Estamos presentado un modelo de gestión del sitio (...) el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) asigna un porcentaje a tema culturales que podemos utilizar, pero también tendrá que haber otros recursos. Una demanda de los ciudadanos de Calama es que un porcentaje de los recursos de las mineras queden en la ciudad para estos efectos". La primera intervención del espacio tras ser protegido tendría un costo de $ 1.000 millones.
El posible ingreso a la lista de zonas típicas de Chuquicamata, lo que permite que no se puedan realizar construcciones o intervenciones que alteren la estructura del espacio, ocurre en medio de las conmemoraciones del centenario del campamento. De hecho, la Agrupación de Hijos y Amigos de Chuquicamata, preparan la publicación de un libro que reunirá historias de los habitantes, además de imágenes fotográficas del lugar y otras actividades.