La cara de amargura de Nicolás Castillo se aprecia a la distancia. Sentado arriba de una pelota, el jugador de Pumas observa resignado, y hasta con un dejo de tristeza, cómo sus compañeros entrenan bajo las órdenes de Juan Antonio Pizzi. El dolor al tobillo derecho parece no querer dejarlo en paz. Ni siquiera las palabras de Alejandro Richino, preparador físico de la Selección, logran levantarlo. El atacante está afectado, y no puede disimularlo. Unos minutos, antes, trotó suave junto al grupo, su única actividad.

Mientras un grupo de seleccionados realiza acondicionamiento físico, el resto se divide en tres grupos, de cuatro jugadores, que se reparten petos de colores. Juegan un picadito.

Con uno rojo, Felipe Mora llama la atención de todos. El goleador del torneo de Clausura se muestra con ganas, más aún cuando recibe los elogios de Macanudo, que destaca la primera aparición de Mora en la Selección adulta: "Vamos, Felipe. Ésa es", le grita el DT. Desde Juan Pinto Durán entregan detalles del presente del futbolista azul: "Está con muchas ganas. Quiere demostrar su buen momento. Se le vio cercano al grupo", revelan.

El formado en Audax Italiano está inspirado. La confianza le sobra. Conversa con Jean Beausejour, su compañero en Universidad de Chile. Se ríe con Martín Rodríguez, a quien conoció en la Sub 20 de la Roja. No se intimida ante la marca de Charles Aránguiz o de Francisco Silva. Sabe que su nombre se ganó un respeto, y más aún cuando comienza a ganar terreno en la nómina final que irá a la Copa Confederaciones. Este viernes, ante Burkina Faso, será titular.

Son las 11.35. Manuel Suárez, ayudante técnico, hace sonar su silbato. Los jugadores se detienen y escuchan al ex arquero chileno. El próximo ejercicio consiste en un fútbol reducido de siete contra siete, pero con una condición: jugar prácticamente de primera. No más de tres toques por jugador. La idea del cuerpo técnico del actual campeón de América es que los jugadores mantengan la intensidad en los próximos duelos que se acercan.

Mora vuelve a destacar. Tal como lo hizo a lo largo del Clausura. Los 13 goles, que le valieron para dejar fuera de la nómina de la Selección a Esteban Paredes, lo tienen con la motivación a tope. Estuvo en el equipo que comandó en el mediocampo Pedro Pablo Hernández. Se atrevió de larga distancia, sin mayor suerte. Su atrevimiento le hizo merecedor de los aplausos del santafesino, que ve hambre en el futbolista. Llega arrasando. Algo similar ocurrió con César Pinares, volante de Unión Española, que se quiere mostrar a como dé lugar. Agarró el balón y le pegó con la intención de lucir su zurda. Ni siquiera que sus compañeros le pidieran la pelota, lo hizo replantear sus intenciones. Casi convierte un golazo.

Entrenan diferenciado

En la Selección no quieren forzar a nadie. Quieren evitar lesiones. Es por esto, que la petición de Gonzalo Jara fue escuchada. El defensor, al sumarse a las prácticas, conversó con Pizzi y le hizo saber su cansancio físico. La exigente pretemporada en la U le está pasando la cuenta. Es por esto, que durante los 60 minutos del entrenamiento sólo trotó junto al kinesiólogo de la Selección, Pedro Oñate. En tanto, Claudio Bravo, quien se recupera del desgarro sufrido en el Manchester City, observó durante algunos minutos el entrenamiento, para luego subir a la sala de kinesiólogos de Juan Pinto Durán.