"Me siento muy contento, muy alegre (de ver a) nuestro hermano Presidente de Chile al medio del eje del mal: Cuba y Venezuela (…) nos estamos integrando", bromeó ayer el Presidente de Bolivia, Evo Morales, durante la extensa intervención que efectuó ayer en el plenario de la Cumbre Celac, en Espacio Riesco, con el que se dio término a la cita internacional.

Sentado a la izquierda de Sebastián Piñera, el Presidente de Cuba, Raúl Castro, esbozó una sonrisa, mientras su par chileno optaba por mirar de reojo a Morales y tomar notas en un block Colón.

Las alusiones a Piñera y a Chile marcarían el discurso de casi media hora del mandatario boliviano frente a sus pares de América Latina y el Caribe, en el que -al igual que todas las últimas instancias multilaterales en que ha participado- instaló como tema la demanda marítima de su país.

En esta ocasión, sin embargo, Morales subió el tono al detallar supuestas faltas y acusar con dureza a Chile de "violar los términos del tratado" de 1904 suscrito entre ambos países.

Recurriendo a un dossier y mirando de frente a Piñera, el gobernante boliviano aludió a una serie de sucesos y fechas que a su juicio acreditaban el incumplimiento chileno. "El año 1933, durante la Guerra del Chaco, Chile prohibió el tránsito por territorio chileno de armas adquiridas por Bolivia, afectando de esta manera el conflicto", dijo. Y agregó que el país también "ha incumplido el artículo número 3 del tratado, discontinuando el ferrocarril a Arica-La Paz, por espacio de más de 10 años, ocasionando enormes perjuicios económicos a Bolivia". Además, criticó la "privatización" de los puertos de Arica y Antofagasta.

Sin bien la intervención se enmarca en el contexto de la demanda internacional anunciada por La Paz, llamó la atención del gobierno chileno que Morales, además, aludiera el tema de un intercambio de salida marítima por gas boliviano en su alocución. "Hermano Presidente de Chile, mira, resuelto el tema del mar, como compartir lo poco que tenemos en Bolivia, el tema del gas", afirmó.

La fórmula "gas por mar" se instaló en 2004, durante el gobierno de Carlos Mesa, luego de que Bolivia determinara mediante un referéndum plantear esa salida a Chile. La propuesta fue desechada en su momento por el gobierno de Ricardo Lagos y gatilló la recordada respuesta del mandatario chileno a Mesa, cuando en la Cumbre Extraordinaria de las Américas en Monterrey ofreció "relaciones diplomáticas aquí y ahora".

Hasta ahora, Morales no había recurrido a ese diseño.

La arremetida del Presidente boliviano fue interpretada por Santiago como una señal de inquietud. Aunque Morales mantiene un respaldo cercano al 45% y el crecimiento económico del país se prevé en un 4,7% según la ONU, en diciembre vence el plazo para la aplicación de una disposición de la Constitución aprobada en su gobierno que desahucia todo tratado que vaya en contra de la Carta Fundamental, en la que se establece como un derecho "irrenunciable" la salida al mar.

En el gobierno aseguran que había conciencia de que Bolivia aprovecharía la cumbre en Santiago para probar con un nuevo discurso, y, por tanto, Piñera había solicitado información para responder a su homólogo.

Sin embargo, fue mientras Morales exponía que Piñera fue anotando en su block apuntes con los cuales respondió luego punto por punto las palabras de su par boliviano.

Tras recordar la validez del Tratado de 1904, y enumerar medidas que ha realizado Chile para avanzar "muy por encima de lo que Chile se comprometió" en dicho acuerdo -que establece el libre tránsito de Bolivia-, el Mandatario respondió al planteamiento de Morales sobre el gas: "Hay algo donde quiero que usted no se equivoque, Presidente Morales: los temas de soberanía no se negocian por intereses económicos".

Además, pidió a Evo reconocer y respetar los tratados, haciendo hincapié en que "Chile no está dispuesto a cortar o dividir su territorio".

Tras la respuesta de Piñera -que fue destacada de manera transversal-, Morales pidió la palabra. Ahí se produjo un instante de tensión, luego de que Piñera (por protocolo) cediera la palabra al Presidente de Uruguay, José Mujica, mientras el mandatario boliviano mantenía la mano en alto, solicitando hablar.

Al final del plenario, Piñera -quien oficiaba de anfitrión- cedió la palabra unos minutos a su par, quien reiteró sus planteamientos. En La Moneda, en tanto, destacaron que la arremetida boliviana no encontró eco en otros países. Incluso el canciller peruano, Rafael Roncagliolo, afirmó que era un tema "bilateral".