Los 43 mil hinchas que asistieron al Nacional sólo atinaron a abrazarse. Sorprendidos. Paulo Garcés, a quien hace pocos segundos se le soltó el balón entre las manos, aprovecha de esconder su rostro en el pasto, con vergüenza. A un costado, a toda velocidad, Felipe Mora corre hacia la barra de Universidad de Chile para celebrar el 2-1, que concretó mediante un remate de cabeza. Se abraza con sus compañeros en la pista de recortán, y muestra con orgullo su apellido. Sabe que se convirtió en el debutante 55 en anotar en un Superclásico.
El presentimiento de que sería un gran partido para el formado en Audax Italiano estaba latente. Desde la presentación de las formaciones, por los altoparlantes, los hinchas se lo hicieron sentir. Fue uno de los más aplaudidos, junto a Johnny Herrera. Pipe, como le llaman en el plantel, no respondió ante ningún estímulo. "Dale, Felipe. Este partido lo ganamos", le gritó un hincha, desde Marquersina. No fue lo único que hacía presagiar el destape definitivo del atacante. Cristián Castañeda, ex ayudante del cuerpo técnico anterior, se encargaba de reafirmarlo pocos minutos antes del duelo: "Felipe está en un gran momento. Estoy seguro de que el efecto de la salida de la Gata terminó ayudándolo. Nosotros quisimos poner más tiempo a Mora, pero se nos lesionó", dijo.
Otros, como Carlos Caszely, apostaban por su antagonista, Esteban Paredes. "Hay harta diferencia entre Paredes y Mora. Paredes está terminando una carrera exitosa. Mora está recién empezando. Ambos son buenos jugadores", dijo el ex delantero.
Desde el primer minuto, Mora no se escondió. No le pesó ser debutante. Peleó cada balón con Julio Barroso, a quien lo hizo ver mal durante algunos pasajes del encuentro. Conversaba con Ubilla y Ontivero, a quien le pedía acercarse más para poder generar sociedades que complicaran al equipo de Guede. Una gran jugada, en la que se sacó dos rivales y centró para que Sebastián Ubilla abriera el marcador, terminó desatando la locura azul. Moravilla, otra vez, parecía solucionar el encuentro para la U. Y quedaba como goleador del torneo, con siete tantos.
Paredes llegaba a Ñuñoa con el rótulo de especialista en Superclásicos. Y con el objetivo de convertirse en el goleador histórico de Colo Colo en los duelos ante la U. No pudo. Siguió igualado en nueve tantos con Carlos Caszely, en el segundo puesto, a uno de Jorge Robledo y de Manuel Colo Colo Muñoz.
El Tanque aportó con la asistencia para el segundo gol de Rivero, pero no mucho más. No registró remates al arco y fue sorprendido seis veces adelantado. Fue amonestado por un golpe a Jara y no gravitó con en tantos otros duelos frente a la U.