El día en que el senador Iván Moreira reconoció irregularidades en el marco del caso Penta y ofreció disculpas públicas por el "tono y el lenguaje" de los correos enviados al ex gerente del holding, Hugo Bravo, solicitando aportes para su campaña, el parlamentario también tenía contemplado anunciar que pondría su cargo de vicepresidente de la mesa a disposición de la directiva UDI.
Sin embargo, según explican cercanos a Moreira, el timonel Ernesto Silva -quien reconoce haber estado consciente de la decisión del senador-, no estuvo de acuerdo.
La discusión sobre la conveniencia de que Moreira se mantenga en la directiva gremialista fue reinstalada ayer por el jefe de senadores de la UDI, Hernán Larraín. Entrevistado en Radio Zero el parlamentario señaló que, a su juicio, Moreira "debería congelar su participación en la directiva. Creo más: creo que lo quiere hacer y es cuestión de tiempo".
Moreira reiteró ayer su intención y afirmó a La Tercera que su permanencia en el cargo directivo es una decisión de la mesa.
"La directiva UDI, desde el primer momento, sabe que mi cargo de vicepresidente ha estado a su disposición", dijo el senador por Los Lagos. Y agregó: "Por lo tanto, la decisión es de ellos".
Frente a este debate, Silva fue enfático ayer al señalar que no hay razones para tomar, al menos por ahora, medidas disciplinarias en la tienda. "El planteamiento de la UDI es que hay que respetar los procesos. En la medida que no haya una resolución definitiva y condenatoria, no hay razones para aplicar medidas administrativas y disciplinarias respecto a nuestros militantes", dijo.
Según explican en la UDI, el debilitamiento de la mesa a partir del caso Penta podría verse agudizado ante un escenario en que uno de sus vicepresidentes abandone su cargo producto del caso. Eso además del riesgo de generar un cuadro en que el resto de los involucrados se vean forzados a evaluar sus respectivas militancias.
Desde el estallido del caso Penta, las visiones de cómo abordar la estrategia comunicacional en la UDI ha sido motivo de una fuerte discusión interna. Mientras la directiva optó en un inicio por blindar a sus figuras involucradas en la investigación, las críticas de quienes veían hipotecada la institucionalidad del partido terminó forzando un cambio en esa táctica.
Por ello, desde que se hiciera público el contenido de la carpeta de investigación del fiscal Carlos Gajardo -con detalles de cómo se cometieron las presuntas irregularidades-, Silva y el resto de la directiva tomaron distancia del proceso, en busca de que acotar los hechos a "responsabilidades individuales".
Entre los puntos de controversia interna, también se discutió si era necesario congelar la militancia de quienes aparecían mencionados en la causa. Al respecto, el vicepresidente Domingo Arteaga, afirma: "Moreira no tiene por qué revisar su situación. No hay ningún dirigente que haya actuado con el ánimo de hacerle un perjuicio a nadie".
La senadora Jacqueline van Rysselberghe, en tanto, apuntó a los dichos de Larraín: "Estas declaraciones de Hernán Larraín deben ser exclusivamente a título personal. No es un tema que sea compartido o conversado con el resto de los senadores. Creemos que Ena (von Baer) y Moreira tienen que seguir en sus cargos".