Los indicadores macroeconómicos dan cuenta de un positivo escenario local. La economía de Chile creció 5,6% en 2012, el índice de remuneraciones real avanzó 4,7% a diciembre del año pasado, y se está alcanzando el pleno empleo en el país. Sin embargo, hay un indicador que no va en línea con este positivo resultado: la morosidad de los clientes del retail.
Según el informe de la SBIF a diciembre de 2012, en el último año la morosidad de las 15 tarjetas del comercio alcanzó un nivel promedio de 8,1%, que se compara con el 7,3% de 2011.
Este aumento contrasta con el descenso que había logrado el sector tras la crisis financiera internacional de 2008. Ese año, la cartera comercial alcanzó una morosidad de 15,3%. En 2009 bajó a 10,5%, luego a 8,1% en 2010 y, finalmente, a 7,3% durante 2011.
Aldo Morales, analista de BICE Inversiones, explica que fue la Ley Dicom, que entró en vigencia a mediados de febrero de 2012, la iniciativa que más impactó los índices de morosidad del retail.
"Hubo una flexibilidad en los deudores, ¿y qué pasó? Exactamente lo contrario a lo que se esperaba. En vez de que las personas se volvieran más responsables con sus deudas, finalmente los consumidores se sintieron más holgados y gastaron más, produciendo una mayor morosidad en las casas comerciales, algo que se vio trimestre a trimestre en los resultados de las empresas", explica Morales.
Claudio Ortiz, gerente general del Comité de Retail Financiero, reitera que "las cifras coinciden con la tendencia que detectamos en cuanto a un aumento en los índices de morosidad. Lo que hoy resta por saber es si estamos frente a una situación coyuntural o si existen antecedentes que nos permitan concluir que se ha producido un cambio en la conducta de pago de los consumidores en el largo plazo, producto del debate generado por la discusión de las distintas iniciativas legales surgidas durante 2012 y su efecto en el sector".
Según los datos de la SBIF, las tarjetas con mayor nivel de morosidad son Johnson's, ABCDin y CMR Falabella.
EFECTOS EN TRANSACCIONES
El año pasado también hubo un efecto en transacciones con tarjetas no bancarias, las cuales subieron sólo 0,3%, pasando desde 201,3 millones a 201,9 millones de operaciones. En monto, totalizaron $ 5.083.399 millones (un aumento de 0,7% respecto de 2011). El número de tarjetas vigentes y la cantidad de tarjetas con operaciones en el período también disminuyeron: 7% y 5%, respectivamente.
Aldo Morales sostiene que, al analizar esta evolución en relación con el pleno empleo y los índices económicos locales, "las empresas explican que les ha afectado en la penetración de los plásticos, ya que en 2012 cayó producto de que las personas no están confiando en las tarjetas de créditos, y al estar en un tiempo de auge económico, las personas están pagando con efectivo, en vez de usar el plástico de las casas comerciales".
No obstante, fuentes del sector agregan que ese comportamiento también se debe, principalmente, a la Ley Dicom. Si bien esta iniciativa legal prohibió exigir esta clase de información en los procesos de selección de personal, admisión preescolar, escolar o de educación superior, atención médica de urgencia o postulación a un cargo público, también implicó un "borronazo" en los registros comerciales, de los cuales se excluyeron a más de tres millones de deudores, que tenían individualmente montos impagos menores a $ 2,5 millones.