Escena 1: El reloj marca la medianoche y un espacio baldío es tomado por asalto. Cerca de 10 personas comienzan a picar la tierra, mojarla y esparcir semillas. Fin del acto.
Escena 2: Siete de la mañana del día siguiente, los transeúntes caminan a sus trabajos apurados, pero algo los detiene. Es el color, el verde y la notoriedad de que el paisaje ha cambiado. Hay un nuevo jardín frente a sus narices, sin dueños ni rejas, en medio de su cotidianidad. Fin del acto.
Luchar contra la expansión exacerbada de las áreas urbanas, la pérdida de terrenos cultivables y la promoción de una vida más sana y autosustentable a través de pequeñas huertas urbanas es, en líneas generales, lo que moviliza a este anónimo colectivo ciudadano que, poco a poco, ha tomado fuerza en las urbes más importantes alrededor del mundo. Se trata de las Guerrillas Gardening que, de generación espontánea, han llegado a tener absoluta relevancia, como en el caso de la formada en Nueva York (www.clintoncommunitygarden.org) que actúa desde 1977, cuando un grupo de vecinos se organizó para hacer un jardín en un terreno abandonado por más de 28 años frente a sus casas en la calle 48. Hoy, este espacio es un emblema, convirtiéndose en un jardín con jerarquía dentro de la ciudad. En Londres, Richard Reynolds lleva los movimientos de los jardines de guerrillas de la ciudad (www.guerrillagardening.org), sembrando verde en los más insólitos espacios.
Y es que la propiedad de la tierra es un tema que les preocupa y, por lo mismo, aprovechar la que está en desuso es una consigna, siendo subversivos y actuando sin el consentimiento de nadie al emplear como soporte veredas, terrenos baldíos, bandejones centrales de carreteras y cualquier espacio que sea susceptible de ser cultivado.
¿Cómo? No existe un tratado determinado para formar una Guerrilla Gardening, sólo bastan las ganas de contribuir y de hacer de los rincones abandonados de la ciudad, espacios que, por lo menos, aporten armonía visual al entorno.
EJEMPLO NACIONAL
Javiera Quesney, dueña de la tienda Dolly Davis en la calle Loreto 55, tomó partido de un pedazo de vereda frente a su local y se decidió, apoyada por los vecinos del sector, a plantar un huerto. Maderas en mano para el cierre, semillas y guano fueron sus armas para conver este espacio, en donde germinaron papas y maíz.
Así, unas cuantas semillas, agua y manos a la obra y tenemos una guerrilla al ataque, eso sí, los entendidos y seguidores recomiendan fijarse en el tipo de especie que se va a emplear en cada lugar, de acuerdo al tipo de clima y tierra.