Su última aparición pública había sido en 2003, cuando participó en un acto de campaña a favor de su hijo que postulaba a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, como candidato del Partido Popular (PP). Dos años después, este último reconocía por primera vez, en Televisión Española (TVE), que su padre padecía de Alzheimer y que "ya no recuerda que fue presidente del gobierno, no conoce a nadie y sólo responde a estímulos afectivos como al cariño". Ese fue el destino de Adolfo Suárez, el político que tras ser nombrado presidente por el rey Juan Carlos, en 1976, se convirtió en el hombre clave de la transición española, del paso de la dictadura de Franco a la democracia. Suárez falleció ayer, en un hospital de Madrid. Tenía 81 años.
Aunque hasta 2003 el político fundador de la Unión del Centro Democrático (UCD) y primer presidente desde el retorno a la democracia en España había sido plenamente consciente de la enfermedad que padecía, ese año, el Alzheimer se hizo más agresivo. Su hijo Adolfo Suárez Illana dice que empezó a detectar la enfermedad de su padre en los años 90. Sin embargo, éste "trató siempre de disimularla para evitarnos sufrimiento", según reconoció en 2005.
Nacido en la localidad castellana de Cebreros, en 1932, Suárez era el mayor de cinco hijos. Se trasladó más tarde a Madrid, donde trabajó de maletero y en una tienda de electrodomésticos, antes de licenciarse en Derecho en la Universidad Complutense. Desde muy joven participó en la vida política, siempre de la mano de Fernando Herrero, considerado uno de los "reformistas" del régimen franquista, quien le ofreció trabajo como abogado. Se convirtió en gobernador civil de Segovia en 1968, para luego desempeñarse como director general de TVE, entre 1969 y 1973.
El salto político llegó en 1975, durante el primer gobierno de la Monarquía presidido por Carlos Arias, cuando Suárez sucede como ministro secretario general del Movimiento Nacional (partido único del franquismo) a Herrero, quien había fallecido en un accidente de tránsito. Sería tras la dimisión de Arias cuando Suárez pasaría a ser presidente del gobierno, el 3 de julio de 1976, a instancias del rey Juan Carlos, dando inicio a la transición. "El rey vio en Suárez a un hombre de su generación, frente a la gerontocracia heredada de Franco. Lo convencieron su ambición, su dinamismo y su fuerza personal", explica a La Tercera Joaquín Prieto, columnista del diario español El País.
Suárez nombró su primer gabinete el 8 de julio de 1976. En menos de ocho días presentó una declaración pragmática de ruptura con el régimen anterior: amnistía para los delitos políticos, elecciones por sufragio universal en 1977 para otro Parlamento y el establecimiento de un sistema democrático basado en el respeto a la libertad y a los derechos cívicos. "Mientras tanto, inició conversaciones secretas con la oposición ilegal (socialistas, comunistas y otros) para que renunciaran a su programa máximo (ruptura del régimen) y aceptaran su propuesta de reforma "de la ley a la ley". Después disolvió al partido único del franquismo y legalizó a casi todos los partidos clandestinos. Eso le costó un primer conato de rebelión militar, mientras la extrema derecha y ETA, cada una por su lado, atacaban con saña", recuerda Prieto.
De cara a los comicios del 15 de junio de 1977, Suárez y sus ministros crearon la UCD, con la cual obtienen el 34% de los votos. Tras ese triunfo electoral, forma el tercer gobierno de la monarquía y el primero de la democracia. En este mandato, en medio de una grave crisis económica, se firman los "Pactos de la Moncloa", para reordenar la economía española, se lleva a cabo una importante reforma fiscal y se legaliza al Partido Comunista. Además, durante esa legislatura también se aprobó la Constitución de 1978, hoy vigente (con reformas en 1992 y 2011).
El 1 de marzo de 1979, Suárez revalida su triunfo al ganar las elecciones generales. Así, el 2 de abril se convierte en el primer presidente de gobierno constitucional. Pero 1980 se convierte en su Annus Horribilis: el terrorismo incrementa su actividad y los militares tachan al gobierno de incapaz, a lo que se suman los problemas económicos. Además, destaca Prieto, "gran parte del partido con que había ganado las elecciones (UCD) le discutió su liderazgo".
A fines de enero de 1981, Suárez decide capitular. "Las luchas internas y ciertas conspiraciones extraparlamentarias fueron las razones esenciales de su dimisión, pocas semanas antes del intento de golpe de Estado del 23-F (protagonizado por el teniente coronel Antonio Tejero, en el Parlamento), cuyos preparativos ignoraba", agrega el columnista de El País. Era el segundo intento de golpe que vivía Suárez, después de la "Operación Galaxia", en 1978.
El primer presidente democrático tras la dictadura dejó así su cargo atacado por todos. De hecho, en una entrevista que dio en 1980 al diario ABC, pero recién publicada en 2007, aseguró ser "un hombre absolutamente desprestigiado". A ello se sumó una serie de duros golpes familiares. Su esposa murió de cáncer en 2001 y tres años después, su hija mayor.