El ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega murió el lunes a los 83 años tras pasar los últimos meses de su vida en un coma luego de que fuera sometido a una operación cerebral de la cual no se recuperó, informó el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, a través de su cuenta oficial de Twitter.
"Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capitulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz", escribió el mandatario panameño.
El general retirado copó los titulares internacionales el 20 de diciembre de 1989, cuando unos 28.000 soldados estadounidenses tomaron por asalto Ciudad de Panamá para derrocar a su brutal régimen (1983-1989) que espió para la CIA, trabajó con los narcotraficantes y torturó a sus enemigos.
La vida de Noriega fue una permanente fuga hacia adelante. Considerado un militar sin escrúpulos, cayó en desgracia después de ser acusado de narcotráfico y derrocado por una invasión de Estados Unidos. Pudo relacionarse simultáneamente con el capo colombiano Pablo Escobar, el líder cubano Fidel Castro y con múltiples servicios de inteligencia.
En medio de esa carrera hubo opositores asesinados, dudosas fortunas, condenas por narcotráfico, una invasión militar y denuncias de traiciones a repetición.
"Lo más sobresaliente en la vida de Manuel Antonio Noriega es que hizo de la institución (militar) un instrumento, una combinación macabra entre el crimen y el narcotráfico", dijo a la AFP el general Rubén Darío Paredes, a quien el ex dictador relevó en 1983 en la Guardia Nacional.
Nacido en la capital panameña el 11 de febrero de 1934 en el seno de una familia humilde, Noriega abrazó muy joven la carrera militar y llegó a dirigir Panamá con mano de hierro entre 1983 y 1989.
Tras participar en 1968 en un golpe contra el presidente Arnulfo Arias, su ascenso se volvió meteórico cuando, un año después, el histórico gobernante de Panamá, el general Omar Torrijos, lo puso al frente del servicio de inteligencia G-2.
Se sospecha que fue en esa época que la CIA, omnipresente en Panamá para vigilar el Canal, reclutó a Noriega, quien afianzó su poder tras la muerte de Torrijos en 1981 en un misterioso accidente aéreo.
En 1983 accedió a la comandancia de la extinta Guardia Nacional y comenzó su gobierno de facto.
Eran las épocas de gloria, donde vivía con su esposa Felicidad y sus tres hijas (Sandra, Lorena y Thays) en una fastuosa mansión que incluía un minizoológico, casino privado y salón de baile.
En un contexto de guerras civiles en Centroamérica, "Cara de Piña", como le llamaban sus opositores por las abundantes marcas que le dejó el acné, jugó en varios frentes para mantenerse en el poder.