Mario Soares, un ex primer ministro y presidente de Portugal que ayudó a guiar a su país a la democracia tras un golpe militar en 1974 y se convirtió en un estadista global, ha muerto. Tenía 92 años.
El Partido Socialista, del cual fue dirigente, dijo que Soares murió el sábado. No entró en detalles, pero Soares se encontraba hospitalizado desde el 13 de diciembre.
Soares, un socialdemócrata moderado, regresó al país tras 12 años de exilio cuando la llamada Revolución de los Claveles puso fin a cuatro décadas de dictadura.
Fue elegido primer ministro y frustró los intentos del Partido Comunista de llevar a Portugal a la órbita de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Con el tiempo, ayudó a guiar a su país hacia la democracia y el ingreso en la Unión Europea.
Soares consolidó su papel de estadista internacional a través de la Internacional Socialista, de la que fue vicepresidente a partir de 1976 y con la cual encabezó misiones para resolver conflictos en el Medio Oriente y Latinoamérica.
En 1986, fue elegido presidente, el primer civil en el puesto en 60 años. Su amplia popularidad le ganó dos quinquenios consecutivos.
En períodos sucesivos como primer ministro y canciller, Soares ayudó a rehabilitar a Portugal en la escena internacional tras décadas de aislamiento bajo la dictadura instaurada por Antonio Salazar en los años 30. Su insistencia en acudir a las urnas en lugar de las armas para poner fin a la dictadura le granjeó respeto mundial.
Soares perteneció a una generación de líderes socialistas influyentes que incluyó a su amigo íntimo el francés Francois Mitterrand, el alemán Willy Brandt, el sueco Olof Palme y el español Felipe González.
El golpe de 1974 colocó a Portugal en el centro de la escena de la Guerra Fría ante su vuelco a la izquierda tras la caída de la dictadura.
Días después de la Revolución de los Claveles -llamada así porque la gente en las calles introducía claveles rojos en los caños de los fusiles que blandían los soldados- Soares regresó en tren desde París y fue recibido por multitudes entusiastas en la estación de Santa Apolonia.
Soares, una figura afable y un orador elocuente que lideraba el Partido Socialista, ganó las primeras elecciones totalmente libres del país y asumió como premier.
Portugal era la última potencia colonial de Europa, y Soares tuvo un papel crucial al otorgar rápidamente la independencia a sus cinco colonias africanas. Las guerras prolongadas habían agotado su economía y deteriorado sus relaciones con países occidentales que se habían apartado de la dominación colonial años antes.
Posteriormente se le criticó por cortar los lazos de manera tan abrupta. Todas ellas —Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Sao Tome y Príncipe— se convirtieron en regímenes marxistas de partido único apoyados por la Uniòn Soviética y Cuba. Angola y Mozambique cayeron en guerras civiles como intermediarios de la Guerra Fría en Africa.
Soares tuvo puestos en una serie de gobiernos que duraron menos de un año en medio del caos posrrevolucionario. La nacionalización de los bancos espantó a los reyes de las finanzas, y campesinos pobres se apoderaron de tierras en las grandes haciendas privadas donde habían trabajado como peones.
Nacido en Lisboa en 1924, Soares fue primer un activista estudiantil de izquierda y luego un prestigioso abogado defensor.
Fue adversario implacable del régimen de Salazar, que junto su contemporáneo Francisco Franco en España cerraron la península ibérica a las influencias externas. La policía secreta de Salazar, conocida como la PIDE, arrestó 12 veces a Soares y lo envió al exilio dos veces.
Después de la democracia, cumplió cuatro períodos como canciller y tres como primer ministro.
Como presidente, en 1986 introdujo a Portugal en la Comunidad Económica Europea, antecesora de la Unión Europea, y el país inició un proceso rápido de modernización.