Muere John Nash, el Nobel matemático de "Una mente brillante"

Premiado por su aporte a las ciencias económicas, en particular a la teoría de juegos, el matemático sufrió durante casi 30 años una severa esquizofrenia.




PARA sus colegas, era un genio. Para los economistas, una de las mentes que moldeó y perfeccionó la teoría de juegos, una de las teorías más importantes de la economía moderna. Y para el resto, era el personaje interpretado por Russell Crowe en Una mente brillante, un matemático ezquizofrénico que alucinaba que era perseguido por los comunistas y que, en 1994, ganó un premio Nobel. Ayer,  los 86 años de edad, John Nash falleció en un accidente automovilístico en la ciudad de New Yersey.

Iba junto a su esposa Alicia, de 82, de quién se divorció 1962, pero volvió a contraer matrimonio en 2001. Los primeros informes de la policía indican que la pareja viajaba en un taxi cuando el conductor perdió el control, se estrelló contra una valla de protección y chocó contra otro vehículo el sábado por la tarde, en la autopista New Jersey Turnpike.

Nash, nacido en Virginia Occidental (EE.UU), era hijo de un ingeniero eléctrico y una maestra de latín. Poco sociable y ávido lector, se distinguió rápidamente por su capacidad intelectual, obteniendo becas para estudiar en el Carnegie Institute of Technology de Pittsburgh y luego en Princeton. Aunque inicialmente se inclinó por la química, ya en sus primeros años de universidad se cambió al área de las matemáticas. Uno de sus profesores incluso lo calificó como un "joven Gauss", en alusión al matemático alemán, y en una carta de recomendación, su profesor de postgrado, R.J. Duffin, escribió sólo una línea: "este hombre es un genio".

En Princeton, donde desarrolló la tesis doctoral que luego le daría el Nobel, se caracterizó por su brillantez pero también por su soledad. Lloyd S. Shapley, un estudiante de esa época y que hoy trabaja como matemático en la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo a The New York Times cuando Nash ganó el Nobel que era "increíblemente odioso, pero que se redimía con su perspicaz, hermosa y lógica mente".

Finalmente en 1950, a los 22 años, obtuvo el grado de doctor con la tesis llamada Juegos No-Cooperativos, sólo seis años después de que el libro inicial de la teoría de juegos, Theory of Games and Economic Behavior de John von Neumann y Oskar Morgensternvon, fuera publicado.

Ese mismo año comenzó a trabajar para  la RAND Corporation, que realizaba estudios científicos relacionados con la guerra fría y en la que se estaba intentando aplicar los recientes avances en la teoría de juegos para el análisis de estrategias diplomáticas y militares. En esa época las turbulencias comenzaban a amenazar su vida personal, con un breve romance del que nació un hijo y, según una biografía, varias relaciones homosexuales y un arresto por exposición indecente.

Un poco después, en 1952, entró como profesor en el Massachusetts Institute of Technology. En este lugar conoció a Alicia Larde, una salvadoreña, estudiante de física, con quien se casó en 1957. Para el año siguiente, cuando Alicia ya estaba embarazada del hijo de la pareja, los síntomas de la enfermedad de Nash eran demasiado evidentes y tuvo que ser hospitalizado, para luego ser diagnosticado con esquizofrenia.

Durante esos años estuvo internado numerosas veces e incluso escapó a Europa desde donde le mandaba a sus amigos y familiares confusas y crípticas postales. Como creía que lo perseguían los comunistas, intentó conseguir el estatus de refugiado político.

Aunque durante esos años tuvo algunos períodos de normalidad, no fue hasta la década de los 70 que su estado comenzó a estabilizarse. De ese período comentó, durante la entrega del premio Nobel: "Pasó el tiempo. De forma gradual comencé a rechazar intelectualmente algunas de las delirantes líneas de pensamiento que habían sido características de mi orientación".

Nash volvió a Princeton pero ya no era el de antes. Aunque para todos era un personaje reconocible, no investigaba ni hacía clases. Se paseaba, callado, alrededor de la biblioteca y los edificios que conocía desde hace años con la mirada vacía. Según sus cercanos, volver a Princeton le hizo bien, y todos intentaron de, lentamente, incorporarlo a nuevos proyectos, aunque sin mucho éxito. Habrían sido sus años más productivos.

A mitades de los 80, ya era sabido en los círculos académicos que la academia sueca estaba pensando en otorgar un premio por la teoría de juegos. Pero tomó varios años y el esfuerzo los colegas de Nash, en particular de su amigo Harold W. Khun, en convencerlos de que los logros teóricos del norteamericano eran demasiado importantes como para que su enfermedad le costara el premio.

"El principal mensaje para el mundo de este premio es que las enfermedades mentales son como el cáncer, nada especial", dijo en su momento Ariel Rubinstein, un experto de la teoría de juegos de la Universidad de Tel Aviv.

En los últimos años, el matrimonio Nash dedicó buena parte de su tiempo a llamar la atención sobre las enfermedades mentales, de las que también fue víctima su hijo, John, que además siguió la carrera de su padre como matemático.

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