El que fuera capitán de la selección sudafricana de rugby, Joost van der Westhuizen, falleció hoy en Johannesburgo a los 45 años, seis años después de que le diagnosticaran esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neuromuscular degenerativa de la que no se conoce cura.

Van der Westhuizen fue integrante del legendario equipo de los Springboks que ganó en Johannesburgo el Mundial de 1995, al derrotar en la final a Nueva Zelanda. "Murió en casa, rodeado de sus seres queridos", informó su fundación, que lleva por nombre J9, su apodo en sus tiempos de profesional.

Van der Westhuizen fue trasladado el sábado de urgencia al hospital en estado crítico, y murió hoy poco después del mediodía pese a haber mostrado signos de estabilización y mejora. "Si hay una cosa que podemos aprender de él es de su pasión por la vida. Eso nunca lo olvidaremos", declaró el director general del equipo Blue Bulls, Barend van Graan, en referencia al tesón que mostró el legendario jugador para plantar cara a la enfermedad que se lo ha llevado.

Entre 1993 y 2003, Van der Westhuizen fue seleccionado en 89 ocasiones por los Sprinboks, un récord que no fue batido hasta 2007 por su compatriota Percy Montgomery.

Se le recuerda especialmente por sus acciones en la final del Mundial de 1995, cuando tacleó a otra leyenda, fallecido también, Jonah Lomu. "Creo que me caí y él cayo encima mío", contaba con humildad

Nacido en Pretoria en 1971, el histórico medioscrum sumó durante su carrera 38 tries, y está considerado uno de los mejores jugadores del mundo de la historia en su posición.

Van der Westhuizen se movía con una silla de ruedas y precisaba de respiración asistida. El jugador de rugby no dejó de aparecer en público y convirtió su lucha contra la enfermedad en un ejemplo de superación y coraje.

Le sobreviven sus dos hijos, Jordan y Kylie, y su exesposa Amor Vittone, que ha estado su lado hasta el final. Van der Westhuizen deja también a su padres, Gustav y Mariana, y a sus dos hermanos.

La ELA es una enfermedad neuromuscular que suele evolucionar en una parálisis completa. Su origen es desconocido en el 90-95 por ciento de los casos, y solo el 30 por ciento de los pacientes tienen una supervivencia superior a 5 años desde el momento del diagnóstico.