Fue un niño prodigio: a los ocho años compuso su primera obra. La música estaba en su ADN, como estaba también en el de su padre, el compositor Alfonso Letelier, Premio Nacional de Arte 1968, y en el de su hermana Carmen Luisa, contralto también distinguida con el galardón. El compositor y organista Miguel Letelier obtuvo el mismo reconocimiento en 2008: un jurado presidido por la ministra de entonces, Mónica Jiménez, lo premió por unanimidad.
Nacido en Santiago en 1939, Miguel Letelier murió la noche del sábado, producto de complicaciones derivadas de un cáncer. Sus funerales se realizaron este domingo en el Cementerio Católico, luego de una misa en la Iglesia de El Bosque.
Su muerte ocurrió justo cuando la Orquesta Filarmónica de Santiago interpretó su obra Instantes para orquesta, el viernes y sábado, como parte del noveno concierto de la temporada.
Estudió en el Conservatorio Nacional, en el instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires, se perfeccionó en órgano y composición en Francia, con J.J. Grünenwald y Olivier Messiaen, respectivamente.
Profesor de órgano y composición en la Universidad de Chile, donde obtuvo su título de intérprete superior en 1968, Miguel Letelier se dedicó a la docencia, la composición y la restauración de órganos.
En los años 60 conoció y mantuvo amistad con Violeta Parra, quien fue invitada a la Universidad de Chile por su padre, Alfonso Letelier. "Me enseñó que la música es una de las artes más etéreas. Lo puede llevar cualquier persona. Ella escribía como Debussy, cuando no lo había escuchado nombrar ni en pelea de perros", recordó en 2008 al diario La Nación.
Ese año su premiación sorprendió al medio musical. "No conozco su obra", comentó el director Juan Pablo Izquierdo. "La verdad es que no lo conozco. ¿Quién lo conoce en Chile?", se preguntaba Vicente Bianchi, quien ya entonces era candidato al Nacional.
"Creo que es un premio merecido", dijo Letelier, "pues mi carrera ha sido de mucho esfuerzo, con muchos conciertos en Chile y en el extranjero".
El órgano es un instrumento poco conocido, y el músico llegó a él un poco por descarte: "Elegí el órgano porque, entre otras cosas, en Chile había demasiados pianistas, y un profesor belga me aconsejó que me dedicara a esto".
El músico contó que el oficio de organista no es fácil en Chile: "Es duro, porque la realidad de los organistas es mala. Casi no hay instrumentos bien mantenidos en el país", dijo. En 2014 recogió parte de su trabajo en el disco Miguel Letelier, intérprete. Obras para órgano.