La vida cotidiana de París:los baños a orillas del río, las meriendas en el campo o un niño que corre llevando una baguette bajo el brazo, fueron algunos de los retratos que transformaron a Willy Ronis en uno de los maestros de la fotografía francesa de los años 40. El francés, murió hoy a los 99 años de edad, dejando tras sí un amplio legado que lo vincula a otros grandes del lente como Robert Doisneau y Brassai.

Ronis se convirtió en el primer fotógrafo francés en trabajar para la revista Life y en 1953 Edward Steichen lo incluyó junto a Henri Cartier Bresson, Doisneau, Izis y Brassai en una emblemática exposición en el MoMa de Nueva York titulada Cinco Fotógrafos franceses. Cuatro años después, ganaría la medalla de oro en la Bienal de Venecia.

Hijo de un fotógrafo ucranio judío y una profesora de piano lituana, Ronis entró de llenó a la fotografía en 1932, luego de haber cumplido el servicio militar y de que su padre falleciera producto de un cáncer, haciendose cargo de su estudio fotográfico. Sin embargo, el fránces odiaba estar encerrado entre cuatro paredes y decidió salir para retratar la vida urbana de París. Así capturó la agitada década del 30, publicando sus primeros trabajos en la revista Regards: una serie de trabajos sobre los movimientos sociales, entre ellos las huelgas de obreros en Citröen.

En los 60, y luego de sus exitosas exposiciones con Bresson y Doisneau, Ronis se dedicó a la fotografía de publicidad, de moda y a los desnudos, como también a dar clase sobre la disciplina. En 1983 dona toda su obra al estado francés, pero no fue hasta 2001 cuando decidió colgar definitivamente sus cámaras. El pasado mes de julio acudió al encuentro de fotografía de Arles, compartiendo con el público experiencias de toda una vida dedicada a la fotografía.