En el año 2000, la tasa específica de mortalidad por diabetes en Chile era de 16,2. Esto significa que por cada 100 mil personas, 16,2 murieron a causa de la enfermedad. Para entonces, la diabetes representaba el 3,17% del total de muertes de ese año, en el que fallecieron 2.501 personas.

Dieciséis años después, de acuerdo a las cifras del último Anuario de Estadísticas Vitales 2015, la mortalidad por diabetes aumentó en forma alarmante: la tasa específica ya se ubica en 26,24 y del total de muertos de ese año, 4,57% fueron por diabetes. Los fallecidos solo por esta causa, llegaron a los 4.726.

La diabetes es una enfermedad crónica que se genera cuando el páncreas no produce suficiente insulina (hormona encargada de regular los niveles de azúcar en la sangre) o cuando el cuerpo no puede utilizar eficazmente la insulina que produce.

¿Qué explica su alza? A juicio de Carmen Gloria Aylwin, presidenta de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes (Soched), se trata de un problema global. De hecho, en solo cuatro años (2011-2015) pasó de ocupar la octava posición a la sexta entre las principales causas de muerte en el mundo.

"Son varios factores. La diabetes per se ha ido aumentando mucho. Es una enfermedad poco sintomática, se diagnostica tardíamente y cuando intervenimos tarde, no es mucho lo que se puede hacer. La principal complicación son las cardiovasculares", dice. El problema, agrega, es que los diabéticos son, en general, más obesos, sedentarios, les cuesta controlar las glicemias, algunos fuman, y todo eso aumenta el riesgo cardiovascular. Son pocos los que logran tener todos los niveles controlados y eso es lo más difícil de la enfermedad, porque implica un cambio en el estilo de vida y el apoyo de medicamentos.

La jefa del Programa Nutrición de Poblaciones de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, Marcia Erazo, cree que el alza está relacionada con lo difícil que es la compensación metabólica de un paciente. "Requiere mucho de autocuidado, cambio en el estilo de vida, adhesión al tratamiento, además de la terapia farmacológica, y todo eso es muy difícil", dice.

Andrea Huidobro, investigadora del Centro de Estudios Avanzados de Enfermedades Crónicas (ACCDIS), señala que si se considera que la prevalencia de sobrepeso y obesidad está aumentando, el sedentarismo no se reduce y el tabaquismo disminuye levemente (todos factores de riesgo de diabetes mellitus), es esperable un aumento de los casos nuevos, la prevalencia y la mortalidad.

Diferencias sociales

Para Daniela Godoy, académica de la Escuela de Salud Pública de la U. Mayor, el aumento de la mortalidad también es esperable, sobre todo si se considera que el país lleva la delantera en el consumo de alimentos microprocesados y bebidas azucaradas, además del alto índice de sedentarismo. A eso se suma el envejecimiento de la población, porque la edad es también un factor de riesgo. "La prevalencia de diabetes en hombres de entre 45 y 64 años es del 14%, pero si se considera a los mayores de 65, sube a 30%.

También hay diferencias entre las personas de nivel socioeconómico alto y bajo. Por ejemplo, entre las mujeres de menos de ocho años de educación hay un 21% de prevalencia, pero entre las que tienen más de 12, es 5,9%. Entonces, la enfermedad tiene determinantes sociales y se concentra en los más vulnerables, adultos mayores y estrato socioeconómico bajo", dice Godoy.

A juicio de la experta de la U. Mayor faltan políticas públicas de corto plazo y que estén coordinadas para intentar evitar que la mortalidad por diabetes siga aumentando. En ese sentido menciona aumentar el impuesto a las bebidas y subvencionar el consumo de frutas y verduras. Según ella, se podría fijar una medida como la que tienen algunos barrios de EE.UU., en la que en determinados días se instala un carro que vende frutas y verduras más baratas para quienes lo necesitan a través de un programa de alimentación. "Acá se podría hacer un canje en las ferias libres", dice.

La presidenta de la Soched advierte que los casos seguirán al alza. "La Federación Internacional de Diabetes estima que en países como el nuestro podría aumentar la prevalencia de diabetes en un 40% si no se cambia el estilo de vida. En 2006, el 6% de los chilenos tenía diabetes, en 2010 ya llegamos a 9,4% según la Encuesta Nacional de Salud. La proyección indica que en la nueva medición, será alrededor de 11%", dice Aylwin. "Promover un estilo de vida saludable es la principal herramienta para luchar contra la diabetes, sus complicaciones y disminuir su mayor tasa de mortalidad", agrega.