Cuando el 28 de junio pasado el Consejo de Monumentos Nacionales, declaró Monumento Histórico el Lote 18-A1 de la Villa San Luis, se sintió alivio entre los integrantes del Comité de Defensa de ese barrio. Llevaban meses tratando de recuperar lo último que quedaba de uno de los proyectos habitacionales más emblemáticos del gobierno de Salvador Allende: un conjunto de 1038 viviendas sociales que en 1972 pretendió instalar a pobladores de escasos recursos en el corazón de Las Condes, en un intento por terminar con la segregación urbana.

El histórico proyecto, no obstante, tuvo una vida corta, y se vio truncado en 1975 tras el Golpe Militar, cuando los habitantes no tuvieron otra opción que desalojar sus departamentos para que en su lugar se instalara personal del Ejército. Con los años, los terrenos fueron vendidos y fue tomando forma Nueva Las Condes, uno de los principales centros de negocios del país.

Hoy, de los 27 bloques que conformaron la villa solo quedan dos edificios semidestruidos. Un conjunto de ex vecinos del barrio, liderados por el arquitecto Miguel Lawner, planea reconstruirlos e instalar en el sector un sitio de memoria. "Queremos levantar un santuario de la integración social", explica el también ex director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), a cargo en la época del proyecto habitacional. "Crear un espacio de este tipo permitiría avanzar en la reconciliación nacional y, sobre todo, recordar que no se deben atropellar nunca los derechos de las personas. Hasta hoy las familias no han recibido ningún tipo de reparación o reconocimiento por parte del Estado", continúa.

La semana pasada, no obstante, los planes de Lawner se vieron paralizados, luego de que la Inmobiliaria Presidente Riesco interpusiera un recurso de protección que pretende dejar sin efecto la declaratoria de Monumento Nacional. Mientras que el conglomerado alega que la resolución vulnera el Derecho a la Propiedad, para Lawner el recurso no tiene sentido. "Un monumento histórico va más allá de su valor arquitectónico, y la significancia histórica, cultural y social de la villa es innegable", explica. Y agrega: "Por lo demás, una de las cabezas de este proyecto fue Cristián Fernández-Cox, Premio Nacional de Arquitectura en 1997, y esta es una de sus últimas obras en pie".

Mientras se está a la espera del fallo de la Corte de Apelaciones, por estos días el Museo de la Memoria presenta la exposición Villa San Luis de Las Condes: La memoria es lo único que nos queda, que repasa no solo los inicios del histórico barrio, sino también los intentos de los vecinos por recuperar las edificaciones.

Se trata de fotografías y publicaciones históricas que Lawner ha reunido, de la mano de otros pobladores, en estos más de 40 años. Entre los documentos se incluyen, por ejemplo, aquellos que dan cuenta de las órdenes de desalojo de 1975, cuando los habitantes fueron notificados para ser trasladados a comunas como Renca, San Miguel y Pedro Aguirre Cerda. También una escultura en granito -cuya autoría es desconocida-, antiguamente ubicada en el centro de la villa en honor a Carlos Cortés, ex ministro de Vivienda de la Unidad Popular y uno de los personajes claves en la construcción de San Luis.

La muestra se compone también de dos maquetas a escala que dan cuenta de las nueve hectáreas que abarcó el complejo. "Tratamos de reunir un conjunto de elementos que diera una idea del valor de la villa como proyecto emblemático de integración", explica Lawner. "Queremos que nuevas generaciones entiendan la importancia de la redistribución del espacio urbano con criterios de equidad social", concluye.