Su hijo dice que su madre lo dejó a los cinco meses y que desde entonces no lo ayudó económicamente, simplemente se desentendió. Ella asegura que siempre mantuvo contacto con él y que no merece lo que le está pasando.
Se trata de la disputa que mantienen el estudiante de Derecho Luis Vega (27) y su madre, Ana Lavandero (50) - quien fue demandada por su hijo por una pensión alimenticia de poco más de $ 28 millones. La mujer no los pagó y ayer debía cumplir la cuarta de las 14 noches de reclusión nocturna a la que fue condenada por la Corte de Apelaciones de Temuco, en el Centro de Orientación Femenino de la ciudad.
Vega es hijo del primer matrimonio de Lavandero, la que hoy tiene tres hijas de 15, 21 y 22. Vive en la población Llaima de Temuco, a 12 cuadras de su madre, que tiene una casa en Altamira.
Mientras, el abogado de Vega, Sergio Díaz, manifiesta que el origen de la acción está en que éste no podía terminar sus estudios universitarios sin el apoyo económico de su madre, ésta asegura que "no he sido una mala madre y si tengo que perderlo todo estoy dispuesta a que así pase (...), aunque sea injusto".
Explica que, "efectivamente, me fui de la casa y prácticamente arrancando, porque me casé a los 22 años y nos fuimos a vivir a la casa de su familia, donde me hacían la vida imposible, especialmente una de sus hermanas, que era gendarme". Sin embargo, asegura que lo dejó con ellos, "porque dijeron que lo cuidarían mejor".
Asegura que, tras su partida, mantuvieron contacto: "Lo llevaban todos los fines de semana y después, cuando me casé con el papá de las niñas, él mismo lo iba a buscar".
Esta relación, cuenta, se complicó en 2001, cuando su hijo comenzaba a estudiar Derecho: "De repente me lanzó la demanda loca de $ 600 mil mensuales", monto que -afirma- no tenía, ya que había dejado de trabajar como secretaria y sólo era dueña de casa.
Dice que, desde entonces, su hijo logró que remataran en $ 10 millones dos buses de recorrido urbano que había heredado de su padre y que corre peligro su casa.
Sobre los motivos de su hijo (quien ayer no estuvo ubicable) para demandarla, afirma que "está mal influenciado por sus tías (...) Pero ya es un hombre y por eso creo que no lo voy a disculpar nunca".
Ayer en la tarde se preparaba para regresar al centro penitenciario, donde debe permanecer entre las 22.00 y 6.00. Dice no sentir temor, ya que sus compañeras de celda la "apoyan".